Los Giles se cansa de esperar por limpieza, seguridad y alumbrado público

La asociación vecinal da un mes de plazo al Ayuntamiento "para que les hagan caso".

De lo contario, señalan que están dispuestos a "bloquear los accesos al barrio" y "dejar de llevar a los menores al colegio" como medida de presión.

Vecinos de Los Giles denuncian la falta de limpieza, de alumbrado público y la inseguridad

La Provincia

Los vecinos de Los Giles ya no aguantan más. Cansados de esperar por más limpieza en sus calles, alumbrado público en los dos principales accesos y mayores condiciones de seguridad vial, han dicho basta. El presidente de la Asociación de Vecinos Juan Bosco, Sebastián Padrón, se reunió hoy con los vecinos para plantear una serie de acciones. Una de las demandas tiene que ver con el exceso de velocidad a la que circulan los automovilistas. «Pedimos un semáforo a la altura de la vía 8.010, que es desde donde se accede a la plaza donde tenemos la iglesia y la asociación", señaló Padrón, quien añadió que en su defecto, "sería necesario colocar un lomo de asno". El líder vecinal subrayó que los técnicos municipales «han venido todos los años, desde hace siete, y siempre dicen lo mismo, que lo van a poner, y no lo ponen. Están esperando a que pase algo». 

A pesar de que hay una prohibición de circular a más de 30 km/h y de que existen reductores de velocidad, para los vecinos no es suficiente. «Por las noches, incluso, se forman carreras de coches y motos que son un peligro, y se aprovechan de que aquí no pasa ni la policía». Padrón aseguró que la anterior administración les prometió usar un dron como sistema de vigilancia, «pero una vez más, no hicieron nada». El hartazgo vecinal es tal que si no ven soluciones a corto plazo "estamos dispuestos a cerrar el barrio». Y sentencia: «Cerrando el barrio no hay riesgo de accidente».

Circulación y alumbrado

Pero el problema de inseguridad no es solo en ese punto de la vía. En el acceso al barrio desde la circunvalación de Tamaraceite, «hay una curva muy pronunciada a la que le faltan reflectores». Los coches, señala, «han llegado a rozar con el quitamiedos». Además, por ahí también camina la gente, lo que hace que el riesgo sea aun mayor». 

Al exceso de velocidad, que tiene que ver mucho con la falta de conciencia vial ciudadana, se añade otro factor: la falta de alumbrado público. «En uno de los accesos, donde está el campo de fútbol, hay un paso de peatones, pero no hay luz. Los que cruzan tienen el riesgo de que algún coche se los lleve por delante». 

Pero no hay dos sin tres, y la limpieza -o la falta de ella- sale a relucir entre las demandas. «Solo hay dos barrenderos para todo el barrio y la basura se amontona, sobre todo en los alrededores del CEIP Los Giles. «Los contenedores se rebosan de basura y ahí estudian los niños». De seguir así, avisa de una medida más. «Si no hay más limpieza, los padres dejarán de llevar a sus hijos al colegio».

Reunión de la Asociación de Vecinos Juan Bosco.

Reunión de la Asociación de Vecinos Juan Bosco. / LP/DLP

Rabo de gato, una yinkana

A esa falta de limpieza se añade el problema de una de las mayores plagas que hay en la ciudad -y en el resto de la isla- el rabo de gato. Caminar por muchas de las aceras del barrio es sortear una especie de yinkana, con el riesgo que implica de tropiezos o de bajar a la carretera para evitarlos. «La respuesta que nos dan en la Junta de Distrito es que ellos hacen lo que pueden y que es competencia del área de Medio Ambiente, en el Gobierno de Canarias, retirarlo». El líder vecinal mantiene que quien tiene que mediar ante los responsables del Ejecutivo es el propio Ayuntamiento. «Serán ellos quienes tengan que hablar con el Gobierno, no nosotros». 

La invasión por el rabo de gato empuja a los vecinos a ser ellos mismos quienes lo quiten de la entrada de sus casas. Es el caso de Alberto Jorge. «Al menos una vez al mes lo tengo que hacer porque nadie viene a hacerlo. Si no, no hay quien camine por aquí». Serrucho en mano, arranca algunas de ellas. 

Unos metros más adelante, Gema Sosa limpia la acera de su casa. La ventana de la cocina da justo a un lado donde el rabo de gato crece a sus anchas. "Tengo puesta una rejilla y aun así estoy todo el día limpiando la pelusilla que suelta, y se me mete por ahí". Además, hace pocos días su marido tuvo que retirar la que crece frente a la entrada de su vivienda. "Mi marido está incapacitado de una pierna y tiene que estar arrancándolas porque si no, nos tropezamos".

La suciedad y la acumulación de basura es una de las demandas vecinales. "Las calles están sucias, y si le añades que los que sacan a pasear a sus animales les dejan hacer las necesidades en la puerta de los demás, ya ni te digo". Por eso, balde y fregona en mano "limpio aquí fuera, aunque se supone que no se puede, pero, ¿y qué hacemos?".

El presidente de la asociación vecinal apunta que lo que hacen los responsables de Limpieza municipal «es contradictorio». Expone que «habría que quitar primero las hierbas para luego barrer y después baldear, no mandar una cuba de agua para regar las hierbas. Es de género tonto». Sebastián Padrón señala que antes de plantearse esta serie de medidas, han mandado escritos y remitido a la Junta de Distrito "y siempre es lo mismo, que lo van a hacer, y no hacen nada». De ahí que advierta: «En caso de que el Ayuntamiento no haga algo pronto, empezaremos a llevar a cabo estas medidas de presión. ¿A qué vamos a esperar?». 

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