El Gabinete Literario repara su cubierta para acoger más actividades
La histórica institución de Las Palmas de Gran Canaria comienza esta semana a demoler los techos de uralita añadidos en los años 70

Vista del tejado de uralita del Gabinete Literario que será derribado esta semana. / José Carlos Guerra
La silueta del Gabinete Literario ha sido protagonista del barrio de Triana desde hace siglo y medio. Un edificio insigne de Las Palmas de Gran Canaria cuya rehabilitación llevan alargándose desde hace más de una década. Y es que, como se suele decir, las cosas de palacio van despacio. La institución comienza esta semana la renovación de la cubierta con la demolición de los techos de uralita de los años 60, unos trabajos que se prolongarán durante los próximos meses con el objetivo de poner en valor todo este espacio. La idea será habilitar toda la planta superior y la azotea para acoger más actividades culturales y de ocio.
«La rehabilitación de este edificio es continua», señala el presidente del Gabinete Literario, Juan José Benítez de Lugo. El proyecto de remodelación integral de este inmueble, declarado Monumento Histórico en 1985, data de 2002 de la mano de los arquitectos Magüi González y José Antonio Sosa. Suelos de madera que crujen y baldosas sueltas son testigos del paso del tiempo, este hito arquitectónico de Las Palmas de Gran Canaria es un mastodonte que hasta hace pocos años tenía todavía cañerías de laja, un sistema eléctrico de principios del siglo XX y una ascensor sujeto por poleas.
«Este es el ascensor más antiguo de Canarias», indica Benítez de Lugo. Con la cabina de madera, el sello en la entrada de la casa de ingenieros Boetticher y Navarro, compañía fundada por Gustavo Adolfo Boetticher Holzhausen y José Luis Gómez Navarro en abril de 1904, da buena cuenta de ello. Tras la mejora de elementos destacados como los torreones de la fachada de la plaza de Cairasco o del porche de mármol de Carrara, la tarea más compleja nada más acaba de comenzar.
Tras obtener todos los permisos pertinentes, la institución, que cuenta con 181 años de historia a sus espaldas, comenzará esta semana a demoler la cubierta del ala norte del edificio. Según estipula el Católogo de Protección de Vegueta-Triana, se trata de un añadido de los años 50-60 «de nulo interés arquitectónico que presenta una relación compositiva incorrecta con el resto del edificio».
Obras de arte del Gabinete Literario
La sala, que entre los trabajadores de la casa se conoce como «el museo», por ser donde se depositaban buena parte de las obras de arte de la institución desde los años 70, presenta un deficiente estado de conservación. La cercha maestra -una de las vigas cóncovas que sostiene la armadura de la cubierta de uralita- colapsó por varios puntos, por lo que todo el espacio está apuntalado hasta que sea completamente desmantelado en las próximas semanas.
Previamente, ha sido necesario impermeabilizar el suelo con goma textil, además de habilitar una serie de canalones para evacuar las aguas en caso de lluvia durante el tiempo que este espacio esté descubierto. Y es que por debajo se encuentra el Salón Dorado del Gabinete Literario, considerado como la joya de la corona y decorado al más puro estilo francés vigente en los tiempos de la Belle Époque de comienzos del siglo XX.

Vista del lucernario, con un forjado de hierro más que centenario. / José Carlos Guerra
«El tejado estaba muy mal y nos estaba provocando humedades en el Salón Dorado», apunta Benítez de Lugo, de ahí la necesidad de la intervención. Y es que, la decoración recubierta en pan de oro de esta sala sí que ha sido renovada recientemente. En esta planta superior también deben habilitar el resto de la azotea, hoy repleta de trastos, y el Salón Pérez Galdós, en honor al escritor grancanario, quien fue socio de esta institución en vida, por estar los falsos techos -de caña- también en mal estado.
Nuevo ascensor
La idea será poder habilitar este espacio en el futuro para nuevas actividades -al menos desde 2018 se ha estado hablando de hacer allí una terraza chill como las que hoy proliferan por el casco antiguo capitalino-. Para aumentar la usabilidad del espacio, deben construir una torre de comunicaciones que incluya un nuevo ascensor con mayor capacidad, dado que hoy solo tienen la cabina centenaria, que facilitaría la accesibilidad y la evacuación del inmueble.
Por otro lado, queda pendiente la restauración del lucernario central. «El forjado es obra del taller de Eiffel», apunta Benítez de Lugo, aunque, según la arquitecta Magüi González en una entrevista en 2019 no se han encontrado pruebas de tal afirmación. La estructura férrea centenaria presenta partes oxidadas y un deterioro notable por el paso del tiempo.
Además, el presidente del Gabinete muestra su interés por recuperar, más a largo plazo, la planta semisótano que fue condenada hace décadas. Durante la reparación del porche encontraron un hueco por donde los obreros accedieron a este espacio, donde había viejos muebles almacenados y escombros. En otro tiempo, esta zona albergó una barbería y cocinas, entre otras dependencias.
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