Toallitas, escombros y hasta una nevera: la basura invade el Guiniguada antes de su desembocadura

Vecinos de los barrios colindantes al barranco muestran su preocupación por el estado de la zona previa a la bóveda de la GC-110 y por la presencia de vertidos de aguas residuales

Basura y escombros en el barranco de Guiniguada

La Provincia

Las Palmas de Gran Canaria

Un cartel con un «Prohibido tirar basura» da la bienvenida a los senderistas y ciclistas que entran al barranco Guiniguada desde El Pambaso, en Las Palmas de Gran Canaria. La sorpresa llega si les da por girar hacia la izquierda. El tramo de apenas 400 metros que separa el cruce de caminos de las bocas de la bóveda de hormigón que separa Triana de Vegueta está repleto de basura y montañas de escombros, a los que hay que añadir la acumulación de maleza y lodo por todo el cauce.

Los tomos de una enciclopedia, una manta colgada de la rama de un árbol, toallitas húmedas -ya resecas- desperdigadas por todo el cauce, una nevera cuya puerta aparece unos metros más allá y hasta un sofá despedazado en incontables partes. La estampa que presenta este tramo del Guiniguada es dantesca. La mayoría de quienes vienen habitualmente a disfrutar de este espacio natural a tiro de piedra del centro de Las Palmas de Gran Canaria no frecuentan esta parte del barranco.

Normalmente, senderistas y ciclistas pasan junto a la finca de El Pambaso -centro de recursos ambientales del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria- y al llegar al cauce toman rumbo barranco arriba. Son pocos los que giran aguas abajo, por lo que la zona se torna más discreta para quienes quieren dejar basura en la naturaleza, a pesar de ser junto a los muros de unas instalaciones municipales -El Pambaso-. Y es que, al igual que ocurre en los Riscos, allí acaban muchos de los residuos que deberían ir al punto limpio de El Batán.

Losas de caucho

Un grupo de vecinos, conformado por amantes de la naturaleza y asociaciones de los barrios colindantes visitaron ayer la zona para comprobar el estado deplorable que presenta el barranco en este tramo. Entre las sorpresas, decenas de losas de caucho de las que normalmente se colocan en los parques infantiles; por lo que todo apunta a que un operador que trabajaba para un ayuntamiento las depositó allí, amontonadas. Apelan al Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria y también al Consejo Insular de Aguas, órgano dependiente del Cabildo con las competencias para limpiar los cauces.

«Esta parte del barranco está cubierta de lodos acumulados desde hace muchos años, vemos vertidos de aguas residuales y todo tipo de residuos», resalta Tana Suárez, de la asociación de vecinos Amirisco, del risco de San Nicolás, «nos preocupa, uno por salubridad, dos porque se habla del tramo bajo [entre Triana y Vegueta], pero si no nos preocupamos por la conservación del barranco que ya tenemos, estaremos más lejos de que este sea una oportunidad».

Aguas residuales

Gran parte de la losa de hormigón previa a las bocas de la bóveda del Guiniguada se encuentra cubierta por toneladas de lodo que se han ido acumulando con cada escorrentía; además, entre medias, hay basura, cristales, colchones y desperdicios de todo tipo -algo que, en realidad, no es algo nuevo y lleva pasando años-. La sorpresa llega al vislumbrar los cuatro túneles que canalizan el barranco bajo la GC-110 a su paso por Triana y Vegueta: varios hilos de aguas residuales -además de más basura- y un vertido de mayores proporciones de acceso libre, con el peligro consiguiente.

Es más, para instalar una de las tuberías que están desaguando a uno de los túneles se construyó una rampa con tierra, hormigón y cemento que -además de la basura que acumula al costado- tapona parcialmente otra de las bocas del subterráneo de la denominada como autovía del Guiniguada, de ahí la preocupación de estos colectivos -también asistieron representantes de la asociación de vecinos de San Roque-El Batán y de Arenales- ante una posible riada.

«Este es un espacio espectacular a la entrada de la ciudad y no sabemos si se va a obstruir, esto no puede seguir así con esta cantidad de basura y esta insalubridad para los barrios colindantes», resalta Juan Manuel Rodríguez, vecino de Triana. Las cuatro bóvedas, finalizadas en 1975, se construyeron con una capacidad para desaguar unos 520 metros cúbicos de agua, un 25% más de la máxima avenida centenaria previsible.

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