Opinión

¿Hasta dónde llega la desidia en Las Canteras?

Las normas se incumplen a diario y el descontrol está convirtiendo Las Canteras en un espacio de caos y mediocridad

Un borracho molesta a los bañistas de Las Canteras

Tino Armas

Tino Armas

Qué mal momento está viviendo la playa de Las Canteras. Aún no se vislumbra el límite de la desidia del gobierno municipal con este lugar tan especial e importante para la ciudad y sus vecinos.

El lamentable episodio de este miércoles 5 de febrero ha sido un paso más en el declive que estamos viviendo. Un extranjero borracho pasó casi toda la tarde molestando a los bañistas. Fueron tantos los incidentes que los socorristas de la Cruz Roja, destinados en la Cícer, llamaron a la Policía Local. Y sí, acudieron, pero tarde… y para no hacer nada. Solo observaron, vieron al turista colocado molestando a los usuarios en la playa y se marcharon. Momentos después, el extranjero se desnudó y se paseó cerca de una hora por el paseo hasta que llegaron los agentes de la Policía Nacional.

Las normas se incumplen a diario y el descontrol está convirtiendo Las Canteras en un espacio de caos y mediocridad.

La ausencia continuada de la Policía Turística y de agentes comprometidos con el bienestar de la playa está provocando que no se haga cumplir ni una sola de las ordenanzas: bicicletas y patinetes circulando a todas horas, personas alimentando a las palomas (una auténtica plaga en Las Canteras), cada vez más mascotas en la arena, terrazas que invaden más espacio del permitido, vendedores ambulantes en aumento, un mantenimiento insuficiente de las zonas verdes… Y, como si fuera poco, la plazoleta de Tomás Miller, un punto clave del paseo, se ha convertido en dormitorio y punto de reunión para personas sin hogar.

La desidia municipal, iniciada por el anterior alcalde y continuada por la actual alcaldesa, se ceba con Las Canteras, degradándola y convirtiéndola en un lugar peor, donde se ha perdido la excelencia en el orden y la gestión que merece.

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