El peluquero de Quevedo abre una nueva barbería en Las Palmas de Gran Canaria

Alberto Santana se ha vuelto famoso por pelar a grandes artistas del género urbano como Quevedo, Justin Quiles o Saiko

El joven de 21 años cuenta que comenzó con una maquinilla de su madre en el patio del instituto

Barbería Sculpture Barber Studio, en Tafira

La Provincia

Las Palmas de Gran Canaria

El peluquero de los famosos está en la Las Palmas de Gran Canaria. Alberto Santana, con tan solo 21 años, ha pelado a Quevedo, Justin Quiles y Saiko durante sus viajes a Gran Canaria. Este joven talento ha abierto su primera peluquería, Sculpture Barber Studio, en Tafira, después de haber construido una amplia reputación por ganarse la confianza de los artistas más influyentes del género urbano.

El cantante Quevedo llegó a las manos de Santana a través de un amigo en común. Desde entonces, confía en su trabajo cada vez que regresa a la Isla. Cuando Saiko visitó Gran Canaria para actuar, también acudió a él por recomendación de Quevedo.

Las redes sociales fueron clave en su crecimiento. Cuando descubrió que Justin Quiles actuaría en el Gran Canaria Arena, investigó las cuentas de sus managers y les envió mensajes ofreciéndose como su peluquero. «Justin Quiles lo vio, revisó mi perfil, le gustó lo que hacía y me escribió», detalla Santana. «Te tratan como si fueses uno más. Supongo que habrá artistas menos cercanos, pero yo no he tenido esa experiencia», comenta.

"Me hice viral"

Desde que era estudiante, tenía claro que el éxito dependía de dos pilares: la formación y la presencia en redes sociales. Comenzó a compartir su pasión en internet y así logró gran parte de su clientela.

Trabajar con algunos de los artistas más escuchados del mundo ha sido una oportunidad única, pero para Santana lo importante es lo que viene después: la clientela que llega atraída por ser el ‘peluquero de Quevedo’. «Esto no te da de comer, pero atrae más clientes; un 50% vienen de las redes sociales», comenta. «Me hice bastante viral y con eso llegó mucha gente, pero hay que fidelizarlos. Si les haces un mal corte, no van a volver», añade. Ahora, cada vez más clientes le piden el ‘corte de Quevedo’.

Los comienzos

El impacto de su éxito en internet ha sido clave para su primer negocio. En diciembre inauguró la barbería y, dos semanas antes, ya tenía casi todas las citas reservadas. Gracias a ello, desde hace un mes ha incorporado a otro empleado ante la alta demanda.

La peluquería le viene en la sangre, ya que su madre también se dedicaba a esta profesión, y él pasaba gran parte de las tardes con ella. Comenzó a cortar el pelo en su adolescencia a sus compañeros de instituto. «A los niños que no tenían mucho dinero y llevaban los pelos muy largos, se los cortaba en el recreo con las herramientas de mi madre», recuerda.

Primeras experiencias

Los primeros cortes no eran perfectos, pero gracias a sus amigos y compañeros fue ganando destreza. Luego, estudió barbería en una escuela y trabajó tres años en dos barberías antes de emprender su propio negocio. Para él, estos años han sido claves para adquirir experiencia, aunque destaca que la formación continua es fundamental. Al menos una vez al año viaja a la Península para aprender las últimas novedades del sector. «Hoy en día, viene un chiquillo de 12 años y te pide cortes que flipas. No quiero verme en una situación en la que no pueda ofrecer lo que el cliente busca», explica.

«El 50% del éxito también depende de la experiencia del cliente: la conversación, el trato y lo que transmites», opina Santana. Actualmente, la moda son los degradados bajos, un tipo de corte que debe retocarse semanalmente, lo que crea un vínculo con sus clientes. Su clientela proviene de Tafira, de la universidad cercana y de distintas partes de la Isla, como Vecindario, Gáldar o Arguineguín.

Santana vive cerca de su barbería y durante un tiempo veía el local en alquiler cuando pasaba por la calle. Al principio, no estaba convencido porque pensaba que estaba lejos del centro, pero el precio de los alquileres en la zona lo hizo reconsiderarlo. «También me di cuenta de que realmente está cerca de Las Palmas y de todas las universidades, por lo que el transporte público es muy frecuente», reflexiona. Ahora, a cada rato una bocina suena para saludar al peluquero o un cliente saluda desde la puerta, a pesar de que no tenga cita. «Ver que a tu cliente se le cambia la cara cuando le cortas el pelo, eso no tiene precio», apunta. Y es que muchos de esos clientes ya han formado a ser parte de sus amistades. «Yo veo aquí a todos mis amigos y eso es lo mejor que tengo», destaca.

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