De la palmera más alta de Gran Canaria a un acebuche bicentenario: los árboles más curiosos de Las Palmas de Gran Canaria

El distrito de Tamaraceite -San Lorenzo-Tenoya es uno de los más rurales del municipio con gran cantidad de ejemplares por explorar en el primer Catálogo de Árboles Singulares. En el pueblo de San Lorenzo los cuatro laureles de indias de unos 90 años resguardan la plaza principal del sol y la lluvia. Esta plaza fue obra de Francisco Suárez tras su regreso de Latinoamérica para acoger el antiguo templo parroquial. "Con su aportación personal y moviendo a sus amigos y vecinos del pueblo a que contribuyeran económicamente en la obra, mediante suscripción popular, la plaza de San Lorenzo sintió remover sus entrañas en los primeros meses del año de 1936", informó el Diario de Las Palmas. Desde entonces, este espacio ha sido el punto de encuentro para todos los vecinos.

Cerca de la plaza se encuentra otro laurel de indias igual de peculiar, aunque mucho más joven, ya que tiene entre unos 35 a 40 años. Ubicado en la subida a La Milagrosa su porte es espectacular aunque por su juventud no debería estar en el catálogo, pero se ha incluido por ser un referente en las luchas vecinales por crear espacios para la ciudadanía. La construcción de la pequeña plazoleta fue ejecutada por la Asociación de Vecinos Lugar de Lugarejos, así como la colocación de una tubería en un lateral que remplazaba a la acequia. Sin embargo, en la década de los 80 fue revestida por el Ayuntamiento en una actuación que terminó por aprisionar el árbol en un pequeño espacio.

En el barranco del Cortijo cerca de la urbanización ubicada en la calle Llano de los Naranjos se encuentra un acebuche bicentenario. Este enclave era antes un espacio rural del que ahora solo quedan retazos de palmeral y cañas. Entre esta vegetación destaca, medio escondido, el acebuche de la Hoya del Camello, que también está protegido por el Catálogo Insular elaborado por el Cabildo.

Un drago centenario

Con alrededor de 100 años un drago se alza en el jardín de una vivienda privada en la calle Llanos de María Rivera. Se ha incorporado en el catálogo por la voluntad de muchos vecinos para recrear el paisaje arbolado que en el pasado caracterizó a esta zona con presencia de dragonales y acebuchales. Ha sido este trabajo vecinal de mantener los espacios verdes, lo que ha ayudado a mantener unos barrios que no han perdido por completo sus orígenes.

Una de las palmeras de Tenoya tiene la distinción de ser la más alta de Gran Canaria al medir nada más y nada menos que 32 metros. Para entender su envergadura, una ballena azul (el animal más grande del mundo) puede medir hasta 20 metros. La palmera contigua mide 26 metros y ambas tienen en torno a 200 años. Esta pareja de palmeras canarias es inconfundible en el paisaje de la Isla con sus alturas vertiginosas.

Un árbol singular

En el Jardín Botánico de Canarias el ficus de Socotra capta todas las miradas de los asistentes al ser de unas grandes magnitudes y sus raíces aéreas que lo convierten en un árbol señorial y peculiar. Este ejemplar fue plantado desde semilla, la cual envío el famoso botánico David Bramwell, director del Jardín Botánico. Se la entregó su amigo y explorador John Lavranos, después de una expedición científica a Socotra, la isla de Yemen de donde es originario este ficus.

El eucalipto de la carretera de Tamaraceite en los arcenes de la carretera del Norte de Las Palmas es un ejemplo de la planificación arbórea. Las obras de esta carretera se iniciaron en 1852 y mientras se iban adelantando los trabajos se realizaban plantaciones de árboles en los arcenes y los eucaliptos fueron uno de los más utilizados. Este ejemplar tiene más de un siglo en este emplazamiento en el que ha visto crecer al barrio y ha presenciado el día a día de varias generaciones.