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¿Sabías que en pleno casco urbano de Las Palmas de Gran Canaria hubo un pequeño zoológico?

El historiador Luis Cabrera Rodríguez rescata la historia olvidada del recinto y la viraliza en redes sociales

Así era el zoo del Parque Doramas

FEDAC

Johanna Betancor Galindo

Johanna Betancor Galindo

Las Palmas de Gran Canaria

Aunque hoy cuesta imaginarlo, en los años 50 el Parque Doramas, junto al emblemático Hotel Santa Catalina, albergó un pequeño zoológico en sus jardines.

Así lo ha contado el historiador y profesor Luis Cabrera Rodríguez en un vídeo publicado en su cuenta de divulgación histórica (@historiaparagandules en Instagram y TikTok), donde explica cómo una idea pintoresca acabó convirtiéndose en anécdota popular.

“Un zoológico en pleno centro de Las Palmas puede sonar algo extraño”, comenta Cabrera, “pero fue una realidad hasta hace algunas décadas”.

Todo comenzó cuando se encargó a un arquitecto catalán el diseño del jardín del hotel, quien, aficionado a los animales, propuso incluir un espacio para fauna viva.

Felipe, el mono

Entre los animales que allí se alojaron, el más recordado fue un mono llamado Felipe, que se convirtió en una figura icónica del lugar. Según cuenta Cabrera, “fue forzado a fumar porque muchos visitantes le ofrecían tabaco”, una práctica que hoy sería impensable.

El relato se ha transmitido como una de esas historias curiosas de la ciudad, y ahora vuelve a cobrar vida gracias al trabajo de divulgación en redes.

El zoo, inaugurado en 1958, albergaba toda clase de animales.

El zoo, inaugurado en 1958, albergaba toda clase de animales. / Francisco Rojas Fariña (Fachico) / Archivo de Fotografía Histórica de Canarias

Un oasis con historia

Hoy, en el lugar donde se encontraba aquel peculiar zoológico, se extiende el Parque Doramas, un espacio verde de referencia en el distrito de Ciudad Jardín.

Creado a finales del siglo XIX por colonos británicos, es un homenaje al caudillo indígena Doramas, símbolo de la resistencia canaria frente a la conquista.

El parque conserva aún fuentes, estanques, esculturas y una exuberante vegetación, junto a elementos históricos como el propio Hotel Santa Catalina, que ha evolucionado desde entonces hasta convertirse en uno de los alojamientos más exclusivos de la capital.

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