Samuel, el fan murguero al que nunca le falta una sonrisa

Con movilidad reducida, pero con un espíritu incansable, Navarro vive la fiesta con una intensidad inigualable

Samuel Navarro, fan murguero en un desfile de Carnaval.

Samuel Navarro, fan murguero en un desfile de Carnaval. / LP/DLP

Las Palmas de Gran Canaria

El Carnaval de Las Palmas de Gran Canaria tiene muchos protagonistas, pero pocos con la pasión de Samuel Navarro. Con movilidad reducida, pero con un espíritu incansable, este treintañero vive la fiesta con una intensidad inigualable, asistiendo a ensayos, fases y desfiles sin perderse ni un solo detalle. Samuel es ya un rostro conocido en el mundo murguero, ya que no se pierde un Carnaval llueve, truene o diluvie. «Ya he pedido que me hagan una casita en Santa Catalina porque no salimos de aquí», bromea su madre, Teresa García. 

La pasión por la celebración le viene de familia, ya que creció entre ensayos de la filarmónica Los Guanches Picapiedra, de la que era miembro su padre. A partir de ahí, nació su pasión por la música carnavalera, que con el tiempo no ha hecho más que crecer y crecer. Navarro ya es conocido por todos los murgueros y por la gente del mundillo carnavalero. 

Una galería de fotos carnavalera

Es más, la galería de su móvil está llena de fotos de Samuel con murgas, concejalas de Carnaval que han pasado por el Ayuntamiento en la última década y con presentadores de las galas. «Es más conocido que el Rey», dice García. «Y todo el mundo se lo dice, que por favor nunca le desaparezca esa sonrisa tan bonita que tiene», añade. 

Samuel Navarro posa junto a una murga.

Samuel Navarro posa junto a una murga. / LP/DLP

García detalla que Samuel tiene una patología llamada parálisis espástica que tensa la musculatura. Hace unos años podía coger su propia cuchara, escribir o estirar las manos, pero al ser una enfermedad degenerativa el músculo se tensa progresivamente. «Pero de mente gracias a Dios, es muy despierto», explica la madre. Por lo que es un crítico sagaz en todas las galas. 

Un miembro comprometido

Navarro, siempre acompañado de su madre, va de aquí para allá para ver de primera mano los ensayos de todas las murgas. «Ellos saben que Samuel es una tumba, no se lo cuenta a nadie», asegura la madre. Él mismo fue miembro de la murga Los Payasos Alborotados durante dos años, que se disolvió justo para este Carnaval. Para aprenderse las letras, Navarro estaba todo el día con los auriculares repitiendo los audios que le mandaban, incluso dormía por las noches con ellos. Aunque le cuesta hablar, se aprendió todas las letras y lo dio todo en el escenario. A pesar de que la murga cerró sus puertas Navarro no se vino abajo porque su ilusión por el Carnaval va más allá de pertenecer a un grupo u otro. Para él es igual de importante ser espectador la magia de la celebración. «Los demás murgueros decían que ojalá la mitad de los integrantes fueran tan fieles como él, que no se pierde un ensayo», señala García.

«Todo el mundo se vuelca con él, por ejemplo, Los Gambusinos que vienen de Fuerteventura, desde que lo ven, le saludan y le dan una sudadera», comenta. También es el primero en asistir al desfile inaugural en el que las murgas están presentes.

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