La historia que da nombre al barrio donde nació Jose 'el del Buque': un fortín del narco donde la policía no se atrevía a entrar

El Buque de Guerra, en Schamann, fue uno de los mayores focos de conflictividad social en Las Palmas de Gran Canaria en la década de los 80, marcado por la droga

El conjunto de casas sociales fue construido por el Patronato Francisco Franco entre los años 50 y principios de los 60

Los bloques de viviendas fueron derribados en 2002 como parte de los programas sociales de rehabilitación municipal

Así se perpetró el secuestro de la mujer y al hijo del narco José, ‘el del Buque’, en el sur de Gran Canaria

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Las Palmas de Gran Canaria

Algunos dicen que el nombre El Buque de Guerra se debe a una similitud en su construcción con la forma de un buque, pero nada más pisar el barrio esa referencia -casi épica- se desmorona. Aunque sin perder el tono bélico, y casi defensivo del extinto barrio, los vecinos señalan que tenía más que ver con las continuas «peleas entre familias» que acababan de llegar a las recién construidas viviendas de la calle Agustina de Aragón entre finales de los años 50, principios de los 60.

Todo ello, mucho antes de que la lacra de la droga llegara a las calles del barrio en la década de los 80. La mayoría, dedicados a la agricultura o carpintería, vivían en otros puntos de la ciudad, entre ellos las cuevas de Mata o del Pim-Pam, y que carecían de condiciones dignas. 

Vida en 42 metros

Los bloques de pisos fueron levantados sobre las lomas de Mata y formaban parte del ‘Patronato benéfico de la Construcción Francisco Franco’, que dotaba de vivienda a las familias que carecían de ellas. «Para nosotros fue un cambio importante, pasamos a estar en mejores condiciones, sobre todo higiénicas», comenta 'Paco' -nombre ficticio-, uno de los vecinos que sigue residiendo en el barrio y que recuerda cómo eran aquellas casas.

«Tenían apenas 42 metros cuadrados y vivíamos hasta 11 personas, entre abuelos, padres y hermanos. A la hora de dormir se abrían camas plegables, se tiraban colchones al suelo o se dormía en el sofá. Teníamos que avisarnos unos a otros cuando íbamos al baño para no pisarnos las cabezas, pero éramos felices porque teníamos un techo», rememora con nostalgia. 

El conjunto de viviendas del Buque de Guerra, en la calle Agustina de Aragón, en 1998.

El conjunto de viviendas del Buque de Guerra, en la calle Agustina de Aragón, en 1998. / Óscar Jiménez

El nombre de la calle que acogía al conjunto de viviendas sociales, Agustina de Aragón, fue tomado de los Episodios Nacionales de Galdós. «Fue una costumbre que se cogió a partir de 1956 queriendo hacer de Schamann un barrio galdosiano, solo que en este caso sí se trataba de un personaje histórico real. Fue la defensora de Zaragoza durante la Guerra de Independencia», recuerda el cronista de la ciudad, Juan José Laforet

«La droga destrozó familias»

Un símbolo de resistencia que quizás muchos trasladaron, inconscientemente, a su forma de vivir -o sobrevivir- en la popular calle. Las familias que habitaban los extintos bloques de ‘El Buque’ sufrieron no solo el estigma, sino también las consecuencias de los efectos de la droga entre muchos de sus miembros. «La propia gente de Schamann nos miraba mal, decían que pertenecíamos a Las Rehoyas, como avergonzándose, pero luego bien que venían a pedirnos ayuda porque sabían que enseguida nos movilizábamos; o para comprar droga», apunta. 

«Aquí venía gente de todo tipo, desde el pobre que estaba enganchado, al médico, al abogado o al político», señala 'Carmen' -nombre ficticio- una antigua residente del desaparecido Buque de Guerra. La droga, continúa, «destrozó a muchas familias». Unos por caer en las adicciones y otros por ser encarcelados como consecuencia de eso. «Un día la secreta aporreó mi puerta buscando a un miembro de mi familia. Eso fue duro también para los que vivíamos aquí», rememora.

Los relatos de escondites, huidas y persecuciones forman parte del barrio. «Escapaban por los sótanos, las escaleras que daban a los parques de atrás, pasando de casa en casa o por las azoteas». Relatan que la policía no se atrevía ni a entrar a Agustina de Aragón «porque les tiraban de todo, desde bombonas de gas a lavadoras, esto parecía El Bronx. Dejó de ser un sitio idílico», añaden. 

«Toda la mafia del momento estaba metida aquí», comenta otro de los vecinos que no quiere dar su nombre. «Jinámar se quedaba corto al lado de esto. El punto fuerte de venta de droga, no solo en la capital, sino en toda la Isla, se movía entre ‘El Buque’ y El Polvorín».

Entre las muchas anécdotas que circulan en el barrio, hay una que puso un punto y final. «Cuando se derribó la última casa en 2002, vinieron el exalcalde José Manuel Soria y la exconcejala de Vivienda, Carmen Guerra, y se llevaron un trozo de bloque. Sería para recordar lo que se habían quitado de encima». 

El espacio fue utilizado para contruir un supermercado, aparcamientos y un parque.

El espacio fue utilizado para contruir un supermercado, aparcamientos y un parque. / Andrés Cruz

Reticentes a hablar mucho sobre el reciente caso del secuestro de la familia del narcotraficante José ‘el del Buque’, a pocos les sorprende. «Lo conocíamos, aquí al final todos nos conocemos», dice uno de ellos, «pero a mí ya no me sorprende nada en esta vida». Otra vecina destaca que lo que le sorprendió fue el hecho en sí del secuestro. «Es que parecía de película, pensar que algo así puede pasar aquí». 

Aunque ya queda lejos el recuerdo de uno de los episodios negros de la historia de la ciudad, y aunque el barrio conserva la tranquilidad que vino después, algunos creen que Schamann nunca llegó a recuperarse del todo. 

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