"El miedo es bárbaro": los vecinos de Sanz Orrio en La Isleta temen por sus edificios

Urbanismo emite una resolución instándoles a mallar los bloques por el peligro de desprendimientos

Fuentes municipales afirman que las obras están en los presupuestos de este año

Estado de los edificios de Sanz Orrio

Adzubenam Villullas

Las Palmas de Gran Canaria

Caída de cascotes, humedades y rajones en los que se pueden hasta meter los dedos. "El miedo que tenemos es bárbaro", señala María del Carmen Pérez Rodríguez, vecina de los edificios de Sanz Orrio, en Las Palmas de Gran Canaria. Construidos en los años 50, este grupo de 168 viviendas situadas entre las calles Faro y Luján Pérez de La Isleta llevan años pendientes de rehabilitación. Los vecinos acaban de recibir una notificación del Ayuntamiento de la capital señalándoles que deben mallar los bloques y acometer las mejoras necesarias, pese a que será el propio Consistorio el que tiene previsto realizar los trabajos.

El Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria y la Consejería de Obras Públicas del Gobierno canario firmaron en octubre de 2023 un convenio con el Ministerio de Transportes para obtener la financiación necesaria para la rehabilitación de estas viviendas. Fuentes municipales indican que la rehabilitación está prevista en los presupuestos de 2025 -que acaban de entrar en vigor, con más de tres meses de retraso- y que el proyecto saldrá en breve a licitación para poder iniciar los trabajos este año.

El servicio de bomberos emitió un informe el pasado mes de febrero por la caída de cascotes a la vía pública en la calle Sol, uno de los pasajes del grupo Fermín Sanz Orrio. Tras dar parte de lo sucedido, un técnico municipal inspecciona al mes siguiente la zona para dar cuenta de las deficiencias del edificio. Con 70 años de antigüedad, el edificio situado en la calle Sol número 2 está "en muy mal estado de conservación", en particular los pretiles y cornisas, con desprendimientos, fisuras, grietas y humedades.

Protección del Paisaje

El informe, emitido por el Servicio de Protección del Paisaje, insta a restituir "las debidas condiciones de seguridad, salubridad, ornato público y decoro" para evitar nuevos desprendimientos. Además, les insta que a tomar "medidas de protección inmediatas", es decir, colocar una malla, en tanto en cuanto no acometan los trabajos de reparación -que, previsiblemente, realizará el Ayuntamiento, aunque esto no se vea reflejado en la resolución emitida el pasado mes de marzo-.

María del Carmen Pérez Rodríguez, residente en Sanz Orrio desde hace 47 años, fue quien llamó a los bomberos el pasado mes de febrero ante la caída de cascotes que se estaba produciendo desde su edificio. Su intención era dar la voz de alarma ante la situación que están viviendo. "Somos gente sin recursos, la mayoría aquí cobra pensiones mínimas o con sueldos muy justitos", apunta esta vecina, "lo que queremos es que el Ayuntamiento licite ya las obras, tememos que tarden y se terminen perdiendo esos fondos".

"Cualquier día se caen"

"Esto está cayéndose a trozos", resalta señalando las rajas que recorren los muros del perímetro de la azotea donde tienden la ropa o la rotura en el canalón que hace de desagüe cuando llueve y que hace proliferar las humedades. Los listones que sostienen los bidones de agua están "que cualquier día se caen". La situación es muy mala "en todos los edificios", subraya y traslada la realidad que ella vive a los otros portales contiguos de las calles Sol, Gijón y Jerez.

La humedad recorre la escalera nada más entrar al edificio, donde los bloques están prácticamente a la vista al haberse caído parte del revestimiento. Las dos puertas que dan acceso a la azotea -o lo que queda de ellas- están cubiertas de herrumbre y el techo de la caja de la escalera está repleto de desconchones, con la pintura cayéndose a cachos. Además, tampoco tienen comunidad formada, por lo que la luz en las zonas comunes brilla por su ausencia.

Los trabajos que acometerá el Ayuntamiento, que deberían haber salido a concurso el año pasado y están previstos para este, tendrán un coste de 1,8 millones de euros. La idea será impermeabilizar las azoteas con un aislamiento térmico y donde habrá placas solares para dar energía a las zonas comunes; rehabilitar las fachadas, repintándoles con colores más claros; además, se les instalará a cada vecino una bomba de calor o aerotermia, un sistema que sirve para calentar el agua y que permitirá a los vecinos reducir su factura de la luz.

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