Análisis
Un grancanario fue víctima de la Guerra de las Malvinas
Natural de La Isleta, Rafael Luzardo Barrios fue uno de los caídos en combate en la contienda que tuvo lugar entre Argentina y Reino Unido pese a que no empuñaba ningún arma

Cartulinas sobre la Guerra de Las Malvinas emitidas por Gran Bretaña. / JUAN CASTRO
Pedro Quintana Andrés
El 2 de abril de este año se conmemoró el 43 aniversario de la guerra de las Malvinas en 1982, el breve pero sangriento conflicto entre Argentina y el Reino Unido. Ambos países se batieron por un territorio perdido, inhóspito, que de pronto entró en el mapa. Aquella guerra disparatada, llevada a cabo por una dictadura militar incapaz de conducir a su patria hacia la prosperidad, que pretendió con este salto adelante ocultar todas sus miserias y terror ocasionados, fue un error mayúsculo que propició la muerte de 649 argentinos y 255 británicos en el campo de combate, además de tres isleñas.
Las cicatrices de aquella guerra tan innecesaria siguen abiertas 43 años después. Este año, el histriónico presidente Javier Milei presidió los actos de ese día denominado ‘Día del Veterano y de los Caídos en la Guerra de Malvinas’, con un discurso contrario a los principios constitucionales que ha dejado a tirios y troyanos dudando sobre los derroteros mentales y de alianzas política representados por este autoritario demócrata.
Pero dejando a un lado las consecuencias históricas de la intervención y el futuro político del ultraderechista del fin del mundo, en dicha guerra la presencia española fue más que testimonial. La asistencia al desembarco y suministro de la marina mercante argentina en esos días supuso la intervención de unos 150 marinos extranjeros, de los que 77 según ha contabilizado Natasha Niebieskikwiat, redactora del periódico Clarín de Buenos Aires, fueron españoles, la mayoría gallegos.

Rafael Luzardo Barrios, isletero muerto en la Guerra de las Malvinas. / LP/DLP
Los fallecidos entre estos marinos fueron 16, dos de ellos españoles, según menciona Vázquez Rivarola, radio operador naval, autor del libro Héroes de la Marina Mercante Argentina, desde los orígenes hasta la Guerra de Malvinas. El grancanario Rafael Luzardo Barrios, nacido en La Isleta, fue uno de esos caídos en combate, pese a que esta ocasión no empuñaba ningún arma.
Segunda Guerra Mundial
Contaba con 61 años, pues había nacido en mayo de 1920. Tras estallar la Guerra Civil Española estuvo combatiendo en los frentes de batalla, integrado en el batallón de Infantería Galicia nº 19, en la compañía de ametralladoras, tras ser movilizado el 30 de septiembre de 1938. Allí tomó parte de varios combates, como las rupturas de los frentes de Cataluña y Guadalajara. Al finalizar la guerra española, y comenzar la Segunda Guerra Mundial, se integró como voluntario en la llamada División Azul o 250 del ejército alemán el 30 de diciembre de 1941. Destinado en la zona septentrional del frente, destacó como soldado en la zona del río Volchov, cerca de Nowgorod, y en Krasnibor, realizando trabajos de fortificación. Fue condecorado con la cruz roja del mérito militar y la medalla de invierno en el Este 1941/1942 por su valeroso comportamiento. En aquel momento ejercía de cabo en la 1ª compañía del batallón de zapadores.
A su vuelta del frente, tras la disolución de la citada división, regresó a Gran Canaria, donde se casó con Pilar Betancor el 12 de diciembre de 1943. Tras ejercer de vendedor marítimo y panadero, tener dos hijos y no encontrar esperanzas de salir con su trabajo de un magro salario, decidió emigrar a Argentina seis años después. Hacia allí navegó con toda la familia, y logró un trabajo como ayudante de cocina en el servicio de la marina mercante en 1955. Por ello, se incorporó al Comando de Transportes Navales, empresa naviera mercante organizada dentro de la estructura de la Armada Argentina cuya misión era conectar los puertos patagónicos y realizar transporte de material estratégico.

La Delegación de ex-combatientes dio erroneamente por muerto a Rafael Luzardo en 1955. / LP/DLP
Este nuevo trabajo, el nacimiento de un tercer hijo y el desarrollo económico registrado en aquel país en los años 50 y 60 afianzaron las razones de la familia para asentarse definitivamente en él. En la delegación provincial de excombatientes de Las Palmas se le dio por muerto el 28 de diciembre de 1955. Quizás abandonara la isla de manera clandestina, lo que permitió a su madre Margarita Barrios Fontes cobrar una ayuda de Cáritas.
Nefasto mayo de 1982
Pero en el nefasto mayo de 1982, Luzardo era miembro de la tripulación del buque Isla de los Estados, uno de los principales navíos encargados del abastecimiento y transporte en dicha guerra. El buque servía de enlace entre las islas ocupadas y otros mercantes de transporte de mayor calado, pero imposibilitados de arribar a la zona del futuro combate. Ocupadas las islas por más de un mes, e iniciada la ofensiva británica, el 10 de mayo de 1982, el Isla de los Estados, navegaba por el llamado estrecho de San Carlos o el Falkland Sound para los británicos, pese a la advertencia de los últimos de hundir a cualquier tipo de barco enemigo.
Aquella noche, sobre las 22.20 horas, cita Rivarola, al encender y apagar sus radares el buque argentino fue detectado por la fragata británica Alacrity, que efectuó una ráfaga de disparos. Un incendio a bordo obligó a los marinos supervivientes a abandonar con rapidez el navío, en medio de unas aguas a bajas temperaturas, con el consiguiente peligro de hipotermia y muerte. Dieciséis marineros fallecieron a causa del bombardeo, si bien Luzardo pudo salvar la vida en esa ocasión, pues testigos lo vieron saltar a una balsa salvavidas semihundida junto con otro español, Alfonso López, aunque poco más se supo de ellos.
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