Una melodía entre tubos de ensayo: Ana, la estudiante que da vida al Negrín con su piano
La joven de Gáldar, que hace prácticas en el hospital, ha transformado sus descansos en un regalo musical que emociona a pacientes, familiares y personal sanitario

La Provincia

En un lugar donde reina el silencio, donde la vida y la muerte conviven a diario, una joven de 21 años ha logrado que suene la esperanza. Su nombre es Ana Santiago, es de Gáldar, y realiza sus prácticas del Ciclo Superior de Laboratorio Clínico y Biomédico en el Hospital Universitario Doctor Negrín. Lo que nadie esperaba es que, más allá de aprender entre tubos de ensayo y análisis clínicos, Ana cambiaría por completo el ambiente del hospital... con música. Apenas tiene 21 años, pero su historia ya ha tocado el corazón de miles.
Esta joven del norte de Gran Canaria desde principios de año realiza sus prácticas en este centro hospitalario. Pero hay algo que la diferencia del resto. En cada pausa, en cada descanso entre turnos, Ana no se va a la cafetería, ni se queda mirando el móvil. Ella se dirige a una zona común donde hay un piano abierto al público, casi siempre ignorado, cubierto por el ruido de fondo de un hospital. Casi siempre… hasta que ella se sienta.
Un reto de autosuperación
Allí, sin partituras, sin escenario y sin esperar nada a cambio, Ana comienza a tocar. Las melodías, sencillas pero cargadas de emoción, se propagan como un susurro por los pasillos. En minutos, el ambiente cambia. Los rostros serios se ablandan. La tensión se diluye. Pacientes en sillas de ruedas, familiares agotados, personal médico con la jornada a cuestas… todos se detienen. Todos escuchan. Algunos lloran.
Lo que muchos no saben es que Ana toca para vencer su propio miedo. "Lo hacía por mí. Para calmar los nervios, para sentirme mejor. Era una forma de evadirme", cuenta. Pero lo que comenzó como un gesto de autosuperación personal, se transformó pronto en un acto profundamente sanador para los demás. Su música, sin buscarlo, empezó a curar emociones, a acompañar silenciosamente a quienes más lo necesitaban.
"Me ha venido gente llorando, solo para darme un abrazo", recuerda Ana, aún sorprendida por el impacto que ha generado. “No sabían quién era, ni cómo me llamaba. Solo que necesitaban decirme gracias”. La escena se repite a diario. Personas ingresadas que escuchan desde sus habitaciones, familiares que se detienen un momento entre la angustia y la esperanza. En cada tecla, Ana transmite lo que no se puede explicar con palabras: cercanía, empatía, humanidad.
Todo habría quedado en una historia anónima, si no fuera por un vídeo. Un compañero, Javier, la grabó en uno de esos momentos íntimos frente al piano. Lo subió a redes sociales y, en cuestión de horas, la historia de Ana se volvió viral. Miles de personas comenzaron a compartir el vídeo, a comentar, a emocionarse con lo que veían. Una joven que, sin decir una palabra, estaba tocando el alma de todo un hospital.
Desde entonces, su historia ha dado la vuelta a la isla. Pero ella sigue igual. “Toco como siempre. Si puedo hacer que alguien se sienta un poco mejor, aunque sea por cinco minutos, ya vale la pena”, asegura. La notoriedad no le ha cambiado la actitud. Ana no busca fama. Su música no quiere impresionar, quiere acompañar.
Autodidacta
Y lo más increíble de todo: nunca estudió música. Nunca fue a clases, ni ha tocado en auditorios. Es completamente autodidacta. Aprendió viendo vídeos en YouTube y experimentando sola. Su verdadera pasión es el canto, pero fue el piano el que le abrió este inesperado camino para conectar con los demás.
Cada nota que interpreta, cada acorde que suena, está impregnado de sinceridad. No hay técnica pulida ni perfección clásica, pero hay algo mucho más valioso: verdad emocional. Y eso, en un entorno como el hospital, vale oro.
Ana no tiene un uniforme de heroína, ni un título que certifique su valor. Pero cada vez que se sienta frente al piano, le recuerda al mundo que la belleza, la bondad y la sensibilidad aún caben en los lugares más duros. Y que, a veces, solo hace falta una melodía para volver a respirar.
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