Vecinos de Cañada Honda, al límite: “Nos han abandonado a nuestra suerte en medio de una obra peligrosa”
Un coche se estrelló en plena zona de obras sin señalizar junto a viviendas en Barranco de Tasarte. Los vecinos claman por seguridad antes de que ocurra una tragedia

Vecinos de Cañada Honda, al límite: “Nos han abandonado a nuestra suerte en medio de una obra peligrosa”

En el corazón del barrio de Cañada Honda, en Las Palmas de Gran Canaria, la desesperación y la indignación se apoderan de los vecinos de la calle Barranco de Tasarte. Lo que debía ser una obra de saneamiento se ha convertido en una amenaza latente, un peligro diario que pudo acabar en tragedia este pasado sábado.
Un coche, fuera de control, acabó estrellado en una zona de la obra sin vallar, sin señalizar y a escasos metros de las viviendas. Para los residentes, lo ocurrido no fue un simple susto, sino una advertencia clara de lo que está por venir si nadie actúa: “Hoy fueron daños materiales, mañana puede ser un muerto”, alertan con preocupación.
Abandono total y una gestión “chapucera”
El barrio se siente olvidado por las instituciones. Las críticas apuntan directamente al tripartito que lidera el Ayuntamiento capitalino —PSOE, Nueva Canarias y Unidas Podemos—, a quienes los vecinos acusan de gestionar la obra con una absoluta negligencia.
“No hay ni una valla, ni una señal, ni protección alguna. Nos han dejado desprotegidos, solos ante el peligro”, denuncian, mientras muestran imágenes del vehículo empotrado a escasos centímetros de casas habitadas. “Ahí podría haber estado cualquier niño, cualquier vecino que saliera a tirar la basura”, comentan con la voz entrecortada.
Riesgo constante en un entorno vulnerable
Cañada Honda no es un barrio cualquiera. Está enclavado en un barranco, una zona que ya de por sí sufre inundaciones frecuentes cuando llueve. A la falta de seguridad en la obra se suma la vulnerabilidad del terreno y la ausencia de aceras protegidas, lo que multiplica el riesgo para peatones, ancianos y familias enteras que deben convivir a diario con maquinaria pesada y zanjas sin cubrir.
Exigen respuestas antes de que sea tarde
Los vecinos no piden milagros, piden lo básico: vallas de seguridad, señalización visible y supervisión técnica constante. Quieren vivir sin miedo, sin tener que mirar dos veces antes de salir de casa.
A día de hoy, el Ayuntamiento no ha emitido ninguna respuesta oficial. El silencio institucional, para muchos, es tan doloroso como el propio peligro. “Nos sentimos abandonados por completo. ¿Cuántos accidentes más tienen que ocurrir para que actúen?”, se preguntan.
Cañada Honda espera. Pero el reloj sigue corriendo. Y la próxima vez, temen, no será solo un susto.
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