Apagón en Canarias

Memes y charlas para vivir sin internet: una tarde de desconexión en Las Palmas de Gran Canaria

La falta de conectividad sirvió para que algunas personas desataran su creatividad con bromas y chistes

Hubo quienes se preocuparon por no poder hablar con sus seres queridos, mientras que otros optaron por aprovechar la oportunidad de desconexión

Dificultades sufridas por los ciudadanos ante el corte de las comunicaciones en Canarias por el apagón

Nayra Bajo de Vera

Las Palmas de Gran Canaria

Por las calles de Las Palmas de Gran Canaria se escucha un tema de conversación común: el apagón eléctrico de este lunes. Aunque los suministros del Archipiélago no se vieron afectados, sí lo hicieron las telecomunicaciones y la conexión a internet, por lo que el sencillo acto de enviar un mensaje o hacer una llamada quedó limitado durante buena parte de la tarde. La falta de conectividad alarmó a algunas personas, dado que no podían hablar con sus seres queridos, pero otras aprovecharon la ocasión para distraerse más allá de la red.

Carlos Martín empezó la mañana del martes trabajando bajo la lluvia en su puesto de la ONCE. Hablaba con un cliente sobre el tema del día: el apagón que no llegó a Canarias. ¿Te quedaste sin internet? ¿No podías llamar? Esas eran las principales preguntas que se escuchaban en la calle y que llegaron a los oídos de ambos. Martín enseñó el móvil mientras con una frase tajante -que volteó alguna mirada- pronunció lo que esperaban todos los españoles: "Ya sabemos la razón del apagón". En la pantalla, un meme de los presidentes de Rusia y China, Putin y Xi Jinping, desconectando una regleta.

Cambios de rutina

Ana Gutiérrez también estuvo riendo con memes sobre el apagón, aunque el motivo de su risa era que, en la mañana del lunes, Canarias aún no se había visto afectada. Empezó a preocuparse cuando vio que no podía enviar ni recibir mensajes, pero no tardó en darse cuenta de que esa podría ser una oportunidad para desconectar y en seguida buscó otro entretenimiento: relajarse y jugar a la play.

Pero hay personas a las que se les hizo un poco más cuesta arriba. Milagrosa González tiene una rutina digital nocturna muy clara que el lunes no pudo seguir. Ni Instagram, ni YouTube o cualquiera de sus páginas favoritas estaban operativas para su decepción. A su lado, un limpiador de ventanas le advertía que esta situación no era nueva para él, ya que viene de Cuba, donde los apagones son el pan de cada día. "Estoy acostumbrado, si pasa algo de esto no me importa", aseguró.

Una tarde de aislamiento

Sentada en un banco estaba Carmen Cabrera junto a su amiga Emilia Recio, que hace unos tres meses se mudó desde Cuba. Para ella no es nada raro que se pierdan las telecomunicaciones durante uno o varios días, pero Carmen sí que lo sufrió: "Es como si uno estuviera aislado. Yo tengo un hijo en Madrid que no supe de él en todo el día. Gracias que por la noche le volvió la luz y me llamó, porque las madres nos preocupamos por todo".

El sentimiento de aislamiento tocó a toda la población. Efraín Campoverde se sintió en la "época de los cavernícolas" durante las horas que pasó sin conexión. A pesar de que su vida no cambió más allá de no poder entrar en alguna página o mandar un WhatsApp, a la mañana siguiente se dirigió al banco para sacar algo de dinero. "Habrá un apagón global", auguró. El hecho de que todavía no tuviera cobertura por la mañana y que el cajero estuviera en mantenimiento incrementó su desasosiego: "Me daré una vuelta y volveré a probar".

La hora en que "murió todo"

Tampoco Alexis Lezcano tenía nada de efectivo encima cuando cayeron las telecomunicaciones, por lo que se le complicaron las compras que tenía planeadas. Además, no pudo subir sus trabajos de clase ni descargar archivos para estudiar, cosa que alteró toda la planificación que tenía hecha para el día. "Al principio pensé que era un problema de mi dispositivo, pero luego me di cuenta de que era más general", explica.

"Está claro que sin internet no vamos a vivir", opinaron Fran y Yonay en su descanso laboral. Los repartidores de comida se quedaron de brazos cruzados cuando los móviles dejaron de funcionar. "A las 15:47 murió todo", hora en la que, tal y como recuerda Fran, fue el momento exacto de su último pedido y el "aburrimiento" inundó la jornada desde entonces. Al menos, siempre les quedarán los memes.

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