La mujer que insultó a la Policía Local de Artenara tendrá que pagar 2.000 euros por llamarles "perros del Estado"

La mujer que publicó comentarios insultantes en la página de Facebook de la Policía Local de Artenara en 2018 tendrá que pagar una multa de 2.160 euros tras reconocer los hechos en el juicio celebrado este martes en la Audiencia Provincial de Las Palmas. Llamó "perros del Estado" a los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, aplaudió la muerte de un guardia civil y acompañó sus publicaciones con hashtags como "viva el terrorismo". A pesar de esto, el fiscal ha rebajado la pena que pedía inicialmente, de dos años de cárcel, al cambiar la calificación de un delito de odio a injurias.

El motivo de esta modificación atiende a que el representante del Ministerio Público y la defensa alcanzaron un acuerdo de conformidad, en virtud del cual se considera que el ataque por redes sociales no obedecía en realidad a motivos ideológicos. Por tanto, la calificación del delito baja de penas de entre uno y cuatro años de prisión a únicamente multas económicas hacia quienes injurien o amenacen a ejércitos, cuerpos y fuerzas de seguridad. "Nunca me voy a arrepentir delante de un juez o fiscal, antes prefiero ir presa, panda de vagos corruptos", decía la mujer en una de sus publicaciones.

La acusada, de 23 años de edad en el momento de los hechos e identificada con las iniciales M. O. M., admitió la autoría de los mensajes e incluso dejó en una de las publicaciones la dirección en la que vivía para que fueran a buscarla.

Detenida a su llegada

Este martes volvió a ser detenida a su llegada al Puerto de Las Palmas en virtud de una orden de un juzgado de Arucas. Tiene multitud de antecedentes penales por delitos de amenazas, daños y coacciones.

"Quisiera cagarme en vuestras putas madres y todos los muertos que os han parido hijos de puta, y en toda esta nación de mierda hijos de puta tanta mierda con placa y pistola en este país", afirmaba la encausada en otro de los comentarios por los que ha sido condenada, en una sentencia dictada a viva voz que ya es firme.

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