Vecinos de San Roque denuncian 50 años sin un acceso digno: "No somos animales"
Los residentes de la calle Bandurria, muchos de ellos con movilidad reducida, tienen que desplazarse por una calle de tierra estrecha y pedregosa

Un vecino ayuda a una mujer con movilidad reducida a pasar por la calle Bandurria. / Andrés Cruz
Los vecinos de la calle Bandurria, en el barrio de San Roque, viven con miedo de salir de sus casas. Estos residentes solo tienen conexión con el resto del barrio a través de un camino de tierra, pedregoso y estrecho. La mayoría de ellos son personas mayores o con discapacidad, que temen sufrir un traspié fatal o directamente no salen de sus hogares porque no pueden transitar por ese camino. Para muchos, no queda otra opción que mudarse de la casa que construyeron sus padres para aspirar a tener una mejor calidad de vida.
La mujer de Jesús Ramón sufrió una amputación hace poco, debido a un tumor en una de sus piernas. Ahora vive en el salón de su hermana, en Lomo los Frailes, porque ni las ambulancias ni los coches pueden acceder a su hogar. En este punto del barrio, los residentes reclaman desde hace 50 años la construcción de una carretera que nunca llega.
Consecuencias sociales
«No queremos vivir toda la vida en el salón de mi cuñada», cuenta Jesús Ramón. Tras la operación de su mujer, el médico les dejó claro que era imposible que con la prótesis caminara por ese terreno. No tuvieron más remedio que mudarse con su cuñada para poder ir a rehabilitación o simplemente salir de casa. «Yo estoy de baja por ansiedad y depresión», confiesa Ramón. Esta situación le ha llevado al límite, ya que su mujer no es la única que padece problemas de salud. El vecino comenta que también cuenta con una discapacidad que afecta sus brazos, y su hijo, la única que persona que vive actualmente en la casa, ha sido operado en tres ocasiones del corazón. «Yo ni siquiera puedo llevar las bolsas de la compra porque pesan demasiado», lamenta. «No somos animales», denuncia.

En el centro, Jesús Ramón, que ha tenido que mudarse junto a su mujer a la que le han amputado una pierna. / Andrés Cruz
Su esposa no es la única persona afectada por esta situación, ya que la mayoría de vecinos en esta zona del barrio son personas con movilidad reducida. Hace unos años, a un vecino le amputaron las dos piernas y «murió esperando por la carretera». «No quiero que pase lo mismo con mi mujer», prevé Ramón.
«La semana pasada Amelia por poco se cae otra vez, el hijo tuvo que agarrarla porque apoyó mal la muleta en la tierra», afirma una de las vecinas. Y como ella, otras tantas. Cuando llueve, la situación empeora porque el camino se vuelve un barrizal impracticable, lo que se convierte en una gincana para las personas mayores.
Un hogar o una prisión
«No pedimos lujos, solo un acceso digno para que pueda acceder una ambulancia, un coche de bomberos o la compra», pide Carmen Déniz. «Tengo que tener mucho cuidado porque me he caído varias veces, al final yo creo que no pedimos mucho», añade.
Sergio Cuervo está diagnosticado con esclerosis múltiple y tiene una parte del cuerpo paralizada. El vecino camina con dificultad, por lo que su paseo diario son unos cuantos metros de aquí para allá. «Me muevo a través de la escalera agarrándome como un perro», denuncia. Cuervo sabe que su enfermedad es degenerativa, por lo que no puede dejar de pensar qué opciones tendrá en el futuro para salir de un hogar que para muchos vecinos se ha convertido también en una prisión.

De izquierda a derecha, el presidente vecinal, Ramón Montesinos y el vecino Sergio Cuervo. / Andrés Cruz
«El Ayuntamiento lo primero que tenía que haber hecho antes de dejarlos fabricar era haber urbanizado y no lo hizo, dejó que todo el mundo fabricara. El Ayuntamiento ha pasado un kilo de los vecinos del barrio de San Roque y llevamos así más de 50 años», evidencia el presidente de la asociación de vecinos, Ramón Montesinos. Los vecinos aseguran que por esa calle han pasado concejales del grupo de gobierno actual como de anteriores con promesas, pero sin soluciones. «Al final el Ayuntamiento siempre nos responde que están en el proceso de la expropiación de terrenos», apunta Montesinos. «¿Pero cuánto van a tardar en eso?», incide.
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