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Entrevista | Alicia Llarena Escritora, investigadora y catedrática de la ULPGC

Alicia Llarena, Hija Adoptiva de Las Palmas de Gran Canaria: "Esta distinción es una suerte de correspondencia y gratitud que la ciudad me regresa por el amor que le profeso"

La escritora, investigadora y catedrática de la ULPGC es una de las figuras más destacadas de las letras canarias y una gran defensora de sus valores y de su tierra

La poeta, docente e investigadora Alicia Llarena.

La poeta, docente e investigadora Alicia Llarena.

Nora Navarro

Nora Navarro

Las Palmas de Gran Canaria

Tras conocer su designación como Hija Adoptiva escribió: «Hay dos lugares que amo profundamente: Mogán, el pueblo donde nací; y Las Palmas de Gran Canaria, donde he vivido desde mi infancia. (...) No concibo una ciudad mejor para desarrollar la trama de la vida porque esta es una ciudad que sabe a-mar». ¿Cómo recibe este reconocimiento?

La noticia llegó como llegan los milagros, de repente y sin esperarla. Y me llenó de nervios, emoción y alegría, porque bien saben los que me conocen que yo soy una persona enamorada de Las Palmas y que siempre tuve como meta ponerla en el mapa universal y hacerla brillar. No hay invitado que haya tenido en la Facultad al que no le haya enseñado sus encantos, y cuando viajo la llevo en la mochila y hablo en todas partes de su bella personalidad. Siento que esta distinción es un reconocimiento a todo el trabajo desempeñado como profesional, que ha sido mucho, y una suerte de correspondencia y gratitud que la ciudad me regresa por el amor que le profeso. 

La suya es una vida atravesada por la literatura, la investigación, la docencia y la divulgación. ¿Dirías que los valores de la cultura, el pensamiento y los derechos humanos son los que enhebran sus distintas vertientes?

Absolutamente, sí. En cualquiera de mis facetas, la palabra es un instrumento puesto al servicio de la cultura, en su sentido más hondo y extenso. Como docente, no encuentro que nada sea más fértil que abrir nuevos caminos, ventanas y pensamientos en las mentes de mis estudiantes, para que sean libres de ataduras y comprendan la importancia de los derechos humanos, mostrarles lo lejos que pueden llevarnos el arte y la belleza como educadores de nuestra sensibilidad individual y social. En la escritura, ya sea creativa o académica, y en las actividades de divulgación que he promovido, el propósito es el mismo. La cultura y el arte son el camino para el nuevo pensamiento y la paz social. 

Entre sus incontables referentes literarios, a menudo cita a Agustín Espinosa y esta máxima: «Una tierra sin tradición fuerte, sin atmósfera poética, sufre la amenaza de un difumino fatal». ¿Su trayectoria también puede leerse como un fuerte compromiso con su tierra?

Pues fíjate que, desde recién iniciada mi carrera académica en la ULPGC, tuve varias oportunidades y ofertas importantes para irme a universidades muy destacadas de este país y de Norteamérica. En alguna ocasión, me lo pensé levemente, pero al final la decisión siempre era clara y rápida: quedarme donde sabía y sentía que tenía cosas por hacer, construir para mi tierra, aportar para mis paisanos, contribuir para llegar a ser nuestra mejor versión, ayudar a elevar hasta donde fuera posible nuestro nivel y mostrarle al mundo, desde la ciudad y la isla, el talento que tenemos aquí, quiénes hemos sido en la historia, qué tan grandes son nuestros escritores, nuestros artistas. Con casi cuatro décadas de trabajo honesto a las espaldas, me siento satisfecha por lo que he sembrado aquí y por lo que he dado a conocer en otros lugares del planeta sobre esta bendita tierra. 

Además de mirar siempre hacia ambas orillas del Atlántico, su relato no puede entenderse sin el de Mercedes Pinto y viceversa. ¿Qué significa haber restituido y puesto a brillar esta estrella en el firmamento de escritoras canarias universales del siglo XX?

Restituir a Mercedes me costó, como sabes, no pocos años de trabajos, de esfuerzos, y a veces de malos tragos. Vamos, lo normal en cualquier investigación de largo alcance, escaso presupuesto y numerosos inconvenientes. Pero siempre tuve fe en que merecía ser conocida y en que en cuanto lo fuera, el interés no podía más que ser creciente. Y así ha sido. Hoy es una felicidad verla caminar por el mundo, leer emails de colegas y personas interesadas desde cualquier parte del planeta preguntándome por ella o agradeciéndome que haya rescatado su figura, su biografía y mucha obra desconocida o inédita. Haber sido, por ejemplo, quien encontrara y editara por primera vez en 2001 su famosa conferencia El divorcio como medida higiénica, es una de las grandes gratificaciones de mi carrera, una de esas oportunidades que solo pasan una vez en la vida y un legado que tengo el honor de dejar para nuestra cultura.

Cierra su último poemario, Las palabras importantes, con el poema Unicornios en la ciudad: «Rarezas que cabalgan sobre una tierra baldía / (...) Seres mitológicos que sin embargo / viven en el mismo edificio / suben contigo en el mismo ascensor». ¿Los unicornios son los que embellecen y dignifican esta ciudad que habitamos?

Ese poema es uno de los que más me ha gustado escribir. Un homenaje a los unicornios, sí, esos seres especiales, bonachones, honestos, buena gente, personas íntegras que nos enseñan lo mejor de nuestra especie y a través de los cuales podemos confiar en lo que podemos llegar a ser, gente anónima la mayoría de las veces, que hacen el bien sin mirar a quien, que son buenos porque son buenos y no podrían ser de otra manera, esa gente que ilumina los barrios, las comunidades de vecinos, los trabajos, las ciudades… Sí, son los unicornios los que sin duda embellecen la vida de todos y dignifican la ciudad que habitamos.

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