Ana María Echeandía Mota, una funcionaria ejemplar de Las Palmas de Gran Canaria
Echeandía Mota ha sido secretaria del Pleno del Ayuntamiento capitalino durante 25 años, una labor por la que será reconocida hija adoptiva

La Provincia
Rigurosa. Probablemente esa sea la palabra que mejor defina a Ana María Echeandia Mota. Natural del País Vasco, esta habilitada nacional ejerció como secretaria Municipal del Pleno de Las Palmas de Gran Canaria durante 25 años. Trató con un total de cuatro alcaldes y seis alcaldesas desde que entrara coincidiendo con el cambio de siglo hasta su jubilación hace un año. Una labor fundamental para el buen hacer del Ayuntamiento de la capital grancanaria que ahora será recompensada. Este 23 de junio será reconocida como Hija Adoptiva de la ciudad en el acto de Honores y Distinciones que tendrá lugar en el Auditorio Alfredo Kraus.
Licenciada en Derecho por la Universidad de Bilbao, esta alta funcionaria de carrera ha contado durante su larga trayectoria con una clara vocación de servicio público. Comenzó como habilitada nacional en la subescala de secretaría-Intervención en 1980. Diez años después asciende a secretaría de Entrada y, finalmente, en 1997 a secretaría Superior. Una brillante trayectoria, dicen, que ha marcado tendencia y estilo.
A su paso por el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria lo ha sido todo, desempeñando el papel de vicesecretaria del Ayuntamiento, secretaria general del Ayuntamiento, secretaria general del Pleno y secretaria general técnica de la Junta de Gobierno de la ciudad. Además de otros cargos. Sin duda, una trayectoria que ha dejado huella en las Casas Consistoriales y en las Oficinas Municipales entre quienes trabajaron con ella, independientemente del color político del momento.
Arduo trabajo
Echeandía llegó a su puesto más relevante durante el segundo mandato de José Manuel Soria como alcalde, en sustitución del histórico Juan Rodríguez Drincourt. «Tengo el mejor de los conceptos de Ana María tanto como persona como desde el punto de vista profesional», resalta quien fuera alcalde de la ciudad de 1995 a 2003 -la vizcaína le acompañó en los plenos en su segunda etapa-.
«Recuerdo que era una funcionaria pues muy rigurosa con el procedimiento y en los expedientes; de esas funcionarias que te da, como político, garantía de que las cosas se hacen como se tienen que hacer», añade Soria. Una visión de arduo trabajo que también comparte Pepa Luzardo, alcaldesa de 2003 a 2007. «Es una mujer seria, rigurosa y reglada», apunta esta última, «siempre tiene las cosas muy claras».

Ana María Echeandía durante su último acto público en junio del año pasado. / Sociedad de Promoción
«El trato personal con ella es muy agradable y exquisito; es una mujer elegante y exquisita», resalta Luzardo. Ambas han trabajado durante años tanto en la etapa de Luzardo como alcaldesa como cuando esta ha sido líder de la oposición en el Consistorio de la capital grancanaria.
Juan José Cardona (2011-2015) la define como una «extraordinaria funcionaria» por su «rigurosidad», aunque reconoce que tuvieron «diferencias de criterio» durante su etapa de trabajo conjunto cuando este ostentaba la alcaldía capitalina.
Oráculo en su profesión
Augusto Hidalgo, alcalde que más tiempo ha trabajado de manera conjunta con Echeandía, la eleva a «oráculo» en su profesión dentro y fuera de las fronteras del Archipiélago. « Ana María se convirtió en una institución y no solo porque que, como muchos decían, era la primera funcionaria del Ayuntamiento, sino porque era la referencia de los habilitados nacionales».
Metódica y con un despacho en el que reinaban el orden y las orquideas, resalta que su trabajo era «una referencia desde el punto de vista de del cumplimiento de la norma». En la etapa en la que Hidalgo fue concejal de Recursos Huamanos durante la alcaldía del ya fallecido Jerónimo Saavedra (2007-2011), «fue ella quien recomendó que hubiera una filóloga en la plantilla del Ayuntamiento que garantizara la buena ortografía en todas las actas».
Y es que, siempre con el «máximo rigor», quiso que las actas de los Plenos quedaran lo mejor posible para la posteridad. La última alcaldesa que compartió mesa con Echeandía ha sido Carolina Darias, quien en la despedida de la funcionaria hace un año le indicó lo siguiente: «pones un punto y aparte, por eso te mostramos nuestros respetos, por el compromiso prestado a esta ciudad».
Un compromiso que ahora la ciudad le devuelve reconociéndola como hija adoptiva. Echeandía también ha sido secretaria en órganos colegiados municipales como el Consejo Municipal de Cultura y Fiestas Populares, la Junta Local de Seguridad o el Patronato del Museo Néstor. «Ha sido un orgullo y un placer», señaló ella misma en mayo de 2024, al tiempo que destacaba el trabajo de toda la plantilla de funcionarios del Consistorio. Un paso que bien le merece una calle a su nombre, tal y como acordó el pleno hace un año.
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