Juan Lola Suárez: «Tengo prohibido a mi familia morirse en Carnaval»
El vecino de San Lorenzo recibe con orgullo y emoción el reconocimiento como Hijo Predilecto de su pueblo natal, en honor a su destacada trayectoria en contribución a las fiestas en honor a su santo patrón y por su constante dedicación al bienestar de sus conciudadanos

Juan Lola Suárez con su reconocimiento como Hijo Predilecto de San Lorenzo en mano / Verònica Navarro

Juan Lola Suárez Rodríguez, natural de San Lorenzo, ha sido nombrado Hijo Predilecto en reconocimiento a su entrega, dedicación y buen hacer hacia sus vecinos, así como por su valiosa contribución a las fiestas en honor al santo patrón, las cuales constituyen una parte esencial de su identidad.
¿Qué significa para usted ser proclamado hijo predilecto de su pueblo?
Lo recibo como el mayor honor. Para mí, lo primero es mi pueblo, mi gente y, por supuesto, mi fe en mi santo patrón. Llevo San Lorenzo por bandera. Mi tiempo y mi dedicación no pesan, porque el resultado final es la satisfacción de que todo lo que hecho ha sido con amor por el bien de mis vecinos, y esa es la paz interior que me queda.
¿Cuáles son las primeras memorias que recuerda de su infancia en San Lorenzo?
El primer recuerdo que me llega es que desde el mes de junio mi casa era una locura con el comienzo de los preparativos para las fiestas del santo. Es un pueblo muy presumido, la casa se pintaba y se limpiaba para que quedara reluciente, se estrenaban delantales y paños de cocina y ropa únicamente para lucir en la víspera y en el día de San Lorenzo. Y recuerdo que en mi pueblo las manecillas y los pestillos eran un adorno, porque las puertas siempre han estado abiertas.
Ha demostrado que las fiestas conforman su identidad, también es el carnaval algo sagrado para usted
Yo creo que yo estaba dentro del vientre de mi madre y ya estaba con disfraces y con antifaz. Yo tengo un refrán: dos cosas tiene Gran Canaria que me llenan de felicidad y emoción; los carnavales de Las Palmas y las fiestas en honor a mi santo patrón. Los carnavales son todo para mí. Sueño todo el año con la fecha de carnaval. Yo veo en verano una regadera en una tienda y me la compro para hacerme un disfraz a razón de ella. Yo diseño mis propios trajes, y con ellos he ganado varios concursos de disfraces, con motivo de Cruella de Vil en 2012 y en 2013 con la alegoría del baile de máscaras venecianas, con la fantasía titulada 'De Venecia al Carnaval del Puerto de la Luz sin pasar por Santa Cruz'. De hecho, a mi familia le tengo prohibido fallecer en carnaval, porque yo no voy a perderme las fiestas por un duelo de nadie.
De hecho, fue usted el impulsor de la gala Drag Queen en el pueblo de San Lorenzo
Si, ese fue el plato fuerte. Cuando lo propuse tuve que escuchar comentarios homófobos, el único apoyo que tuve de la comisión fue Fátima Santana Hernández, 'Fátima, la nuestra', como la llamo. Al final se llevó a cabo y en la plaza no cabía un alfiler. Hubo un vecino, Pepe Moreno, que preguntó: «¿A quién se le ocurrió hacer esta gala de maricones? Porque lo tengo que felicitar; esta noche se ha hecho de beneficio más que en siete noches atrás. Propongo para las próximas fiestas se hagan seis galas»
¿Qué aporta el carnaval a las vidas?
Hay quienes esperan al carnaval como una excusa para mostrarse ellos mismos. A ellos les aporta libertad, a mí diversión. La libertad ya la he tenido siempre.
Y además, presume de sus disfraces y de su tierra tanto dentro como fuera de las islas
Tuve la suerte que el presidente del Gay Pride de Torremolinos junto con el Ayuntamiento de Torremolinos me pagaron los gastos, el traslado y demás y me hicieron llevar los trajes y el de Cruella de Vil lo desfilé, me querían poner una carroza y yo le dije que no, que yo era de asfalto. Me advirtieron del peligro de pasar entre la multitud porque tenían miedo que las personas me rompieran el traje y yo le decía que no, que yo me debo al público. Me abrieron el paso y yo entré como una gran reinona por todas aquellas calles hasta llegar a la plaza principal. Coincidió con el día de Canarias y les pedí un favor, que me dejaran vestir ese día de típica. Fue una pasada. Me recibió el alcalde de Torremolinos de Málaga, me subió al balcón principal del ayuntamiento, me presentó a su pueblo. Incluso artistas famosos quisieron posar conmigo.
¿Qué supuso para usted ser florista?
Era una de mis aficiones desde pequeño, decoré por primera vez la iglesia Parroquial de San Lorenzo con tan solo 17 años, como florista cuido hasta el más mínimo detalle. Y desde entonces, el santo patrón me ha acompañado a muchísimas bodas a las que he asistido como decorador floral, si es en Tenerife toca en San Lorenzo de Arona, coincidí en la localidad de San Lorenzo de Arona. Si voy a Madrid coincido con San Lorenzo del Escorial, si voy a Sevilla es en la iglesia de San Lorenzo, incluso en Florencia, Italia lo primero que me pone la vida delante es la imagen de San Lorenzo. A dónde quiera que voy me encuentro al santo.
¿Qué queda de aquel niño que vivía en la calle Paz número 1 que acarreaba sillas a cambio de unas fichas para los cochitos de choque?
Queda su dedicación y entrega incondicional. Y queda todavía mucho que entregar para devolver el amor a mi pueblo y a mi gente. Queda pedir a Dios y a San Lorenzo que me quede vida para disfrutar de los míos.
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