Saltar al contenido principalSaltar al pie de página

¿Qué queda de los antiguos cines de Las Palmas de Gran Canaria tras el derribo del Cine Litoral?

Con el derribo del Cine Litoral cae una parte de la historia de la ciudad; pero, aunque parezca que la mayoría de las viejos cines han desaparecido, la mitad siguen en pie

Los cines La Luz, Colón, San Roque y Guanarteme, en Las Palmas de Gran Canaria.

Los cines La Luz, Colón, San Roque y Guanarteme, en Las Palmas de Gran Canaria. / LP/DLP

Las Palmas de Gran Canaria

Hubo una época en la que ir al cine era el mayor de los pasatiempos. Las largas colas ante las salas eran el pan de cada día y la industria vivía su apogeo. En un mundo sin Netflix ni Prime Video, quedar para ver el estreno de El Padrino o una de Marisol era el mejor plan que se podía tener. El derribo del Cine Litoral, en La Isleta, el pasado lunes ha supuesto cerrar otro capítulo de aquellos tiempos, previos a la llegada de los multicines y los videoclubs. Sin embargo, las calles de Las Palmas de Gran Canaria conservan hoy día un total de 22 salas, unas han pasado a tener diferentes usos -teatros, bingos, un colegio- y otras permanecen totalmente abandonadas.

La llegada de los multicines, los videoclubs y la televisión por cable primero; y la piratería y las plataformas de streaming después han hecho que las salas de cine hayan quedado en saco roto. Es más, los multicines que surgieron a partir de los años 80 y 90 en centros comerciales y zonas comerciales abiertas también se han visto fagocitados por los cambios de hábitos -los últimos en apagar las luces fueron el Monopol y El Muelle, castigados por la pandemia-. Los cines Guanarteme, el San Roque o el Galdós (Tamaraceite) son testigos de tiempos pasados.

El viejo Cine Litoral

El pasado lunes un nutrido grupo de vecinos de La Isleta presenciaba cómo la piqueta acababa con el viejo Cine Litoral. El edificio fue diseñado por Antonio Cardona, arquitecto municipal, autor de una cuarentena de salas en Gran Canaria, Fuerteventura y Lanzarote. Abrió sus puertas el 28 de diciembre de 1962 con un total de 690 butacas. Como tantos otros cines de barrio, exhibía películas de reestreno. De hecho, cerró en 1982 con una película que ya tenía carrete por delante: Honorables Delincuentes (Ersnt Hofbauer y Fernando Orozco, 1975).

De las salas de cine recogidas en el libro La Sofía Loren de Arenales, de Rafael Hernández Marrero, han desaparecido de Las Palmas de Gran Canaria 22 de estas, contando con el ya malogrado Cine Litoral. Por el contrario, siguen en pie como testigos de la importancia del séptimo arte otros 22.

Los cuatro cines de La Isleta

De los cuatro cines que llegó a albergar La Isleta, tan solo queda en pie uno. Previamente al derribo del Cine Litoral, desaparecieron el Cine Victoria en la plaza del Pueblo; y el Hermanos Millares, con 906 localidades. Este último abrió en 1926 y era todo un emblema, a orillas de Las Canteras. Hoy allí se levanta el hotel Imperial Playa.

El único que sobrevive en La Isleta es el Cine La Luz, con 630 asientos y muy cercano a la iglesia del Carmen -donde también existió un cine parroquial-. Situado en la calle Benartemi, abrió sus puertas en 1952 y cerró en noviembre de 1973. En los últimos años ha sido un almacén de materiales para la construcción; no obstante, el edificio recientemente se encontraba a la venta en los portales inmobiliarios por 600.000 euros.

Cine La Luz, en la calle Benartemi de Las Palmas de Gran Canaria.

Cine La Luz, en la calle Benartemi de Las Palmas de Gran Canaria. / José Carlos Guerra

El cine pionero, el Teatro-Cine del Puerto, abrió sus puertas en 1916 y tenía 625 butacas. Tras su cierre y derribo en la zona queda el cine Universal reconvertido en una galería comercial. Con 477 localidades, funcionó durante siete años en los 80. Los establecimientos que han ocupado la sala recibieron la orden de cierre el pasado mes de marzo tras una inspección donde detectaron que vendían falsificaciones de marcas y un largo historial de insalubridad.

Cines Guanarteme

En el mismo distrito, Guanarteme conserva dos de sus viejos cines. El Astoria también luce una destacable fachada de Antonio Cardona; con 1.082 localidades era de los más grandes de la ciudad. Tras su cierre en los 80 ha sido una discoteca y hoy alberga un centro de formación profesional.

Por otro lado, el Cine Guanarteme cerró en la misma época. El edificio, con una sala de 600 butacas, pasó a albergar un centro evangelista y en la pandemia fue cedido al Ayuntamiento mediante una permuta para rehabilitarlo y convertirlo en centro cultural. Mientras la obra llega, su fachada no para de deteriorarse.

Foto del antiguo Cine Guanarteme

Foto del antiguo Cine Guanarteme / Jose Carlos Guerra

El pionero de la ciudad

Hay dos cines antiguos que sí han reabierto como centros culturales. El viejo Avellaneda, situado donde la familia del mismo nombre tuvo su casa en Vegueta, ha sido reconvertido en el Teatro Guiniguada. El edificio también es de Antonio Cardona. El otro es el Cuyás. Pionero de la ciudad, abrió sus puertas por primera vez en 1902 con cine mudo. Tuvo hasta tres etapas donde se hicieron remodelaciones varias hasta su reconversión definitiva como teatro.

El Capitol fue la última monosala en cerrar sus puertas. Lo hizo en 2004 y años después se derribó su interior para dar paso a viviendas; la fachada de Antonio Cardona se respetó. Este fue un cine premium; en el debut del cinemascope en la Isla en 1954 proyectaron la película La túnica sagrada.

El cine Triana fue el único que estuvo en plena calle Mayor. Abrió en 1949 con el clásico de Disney Pinocho. Posteriormente ha sido galería de moda y actualmente es una perfumería.

De Arenales al Cono Sur

En Arenales, quedan en pie varios cines menores: el Estudio Canarias, reconvertido en oficinas del Gobierno de Canarias; el Cine Colón, cuya fachada conserva la palabra cine pese a cerrar en 1968, hoy es un bingo; y el Rex, cuyo local está sin uso. En este último, Memorias de África permaneció en cartelera 11 semanas.

Por el Cono Sur, el Cine San Cristóbal cayéndose a trozos. Fue un cine de barrio que abrió por primera vez en 1929 en el barrio marinero y tras un parón cerró definitivamente en 1973. Ha sido discoteca, pescadería y garaje. También de barrio era el Torrecine, en Vegueta. Obra del arquitecto Rafael Massanet, empezó con cine mudo en 1925.

Cine Colón, en el barrio de Arenales.

Cine Colón, en el barrio de Arenales. / LP/DLP

El cine de San Roque también luce abandonado. Con una fachada protegida de Antonio Cardona -otro más de su autoría-, abrió en 1951 con la película El burlador de Castilla. En 1997 fue expropiado y cedido después a la ULPGC, entidad que lo ha usado como sala de conferencias -el interior conserva parte del patio de butacas y tarima- y la idea es reconvertirlo en centro administrativo.

Los cines de Ciudad Alta

De los cines de Ciudad Alta quedan todos en pie. El cine Sol y el Apolo, ambos en Schamann, han sido reconvertidos en salas de juego conservando los nombres originales. El Sol fue el primero en abrir en esta zona de la ciudad, en 1947 con la película Los majos de Cádiz. No obstante, recordada es su segunda etapa (1969 a 1986), cuando tuvo un museo de Walt Disney -de hecho, reabrió con El Libro de la Selva-.

Antiguo Cine Scala de Escaleritas.

Antiguo Cine Scala de Escaleritas. / LP/DLP

Cerca de allí, en Las Chumberas el cine Scala cerró en 1979 para dar paso a un supermercado y, posteriormente, a un colegio concertado. La entrada del centro educativo conserva la decoración original. El cine Escaleritas también fue de Antonio Cardona, hoy es parte de la parroquia de Santa Isabel de Hungría. El cine Los Ángeles, en Miller Bajo, ahora es un bingo.

Por último, el Cine Wood en Tafira luce hoy totalmente abandonado. El Cine Galdós abrió en 1928 en el entonces municipio de San Lorenzo y actualmente es el centro cívico de Tamaraceite; y el de Tenoya es ahora una ferretería.

Suscríbete para seguir leyendo

Tracking Pixel Contents