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Salud pública

Batalla contra las ratas en Las Palmas de Gran Canaria: la ciudad refuerza la desratización con un nuevo contrato

Con un presupuesto de 821.593 euros y una duración inicial de dos años, se duplicará el personal municipal para aumentar los trabajos en los barrios, hasta ahora reforzados a través de contratos menores

Ratas en el barrio capitalino de La Paterna, en una imagen de archivo

Ratas en el barrio capitalino de La Paterna, en una imagen de archivo / José Pérez Curbelo

Nayra Bajo de Vera

Nayra Bajo de Vera

Las Palmas de Gran Canaria

La presencia de ratas en Las Palmas de Gran Canaria es motivo de preocupación para las vecinas y vecinos de la ciudad, que de forma cíclica experimentan la aparición de nuevos focos. Un roedor sobre un maniquí en Mesa y López o una plaga en el barrio de La Paterna son algunas de las imágenes virales que a lo largo del último año han generado alarma entre la ciudadanía. A raíz de estos brotes, el Ayuntamiento capitalino reforzó las labores de desratización con diversos contratos menores que pronto culminarán en un nuevo contrato de control de plagas por 821.593 euros que duplicará el personal y aumentará su alcance en los barrios del municipio.

De enero a septiembre de este año, el área de Salud Pública realizó 1705 actuaciones que abarcan tanto desinsectación como desratización frente a las 1602 que se hicieron a lo largo de todo 2024. Además, se prevé que la cifra de intervenciones será mayor con el inicio del nuevo contrato, que tiene una duración inicial de dos años con posibilidad de prórroga hasta un máximo de tres anualidades adicionales.

El servicio seguirá atendiendo las incidencias comunicadas por la ciudadanía a través del correo electrónico controldeplagas@laspalmasgc.es o el teléfono 928 448 745.

Basuras y desechos: un atractivo para los roedores

Mientras algunas zonas de la ciudad están siendo testigo de cómo las acciones han logrado eliminar los focos, otras ubicaciones continúan a la espera. Uno de ellos se encuentra en el barrio San Francisco de Paula, en un jardín público de la calle Cuesta del Parrado, donde los residentes aseguran haber avistado "ratas del tamaño de gatos" atraídas por una gran cantidad de desechos.

"Esto es un problema de salud tremendo", sentencia Inmaculada Ramírez, una de las vecinas del barrio, para añadir que también supone un "peligro de incendios porque está todo lleno de hojarasca".

A ello se suman basuras de todo tipo que varios vecinos empezaron a recoger esta semana como acto de protesta después de cinco años reclamando mejorar la limpieza: "Hay hasta sacos de pan que alguien ha tirado ahí enteros. Como hay porquería, nadie la quita y la maleza la tapa, la gente tira más porquería".

Sin ratas en Mesa y López

La situación de Mesa y López sí que ha cambiado en los últimos meses, tal y como cuenta el presidente de la Asociación de Empresarios, Francisco González, aunque no por ello considera que esté todo el trabajo hecho. "Ya lo habíamos denunciado hace tiempo, antes de que saliera la famosa rata en el escaparate, y no se nos hizo caso", explica.

Si bien González asegura que no ha vuelto a haber episodios similares desde que se aplicaron nuevos químicos –teniendo en cuenta la adaptabilidad de los roedores–, tampoco ha apreciado una "comunicación fluida" con el área de Salud Pública del Consistorio sobre la evolución de las acciones de desratización.

En lo que respecta a La Paterna, "ya no hay nada donde antiguamente estaban las ratas, está limpio", tal y como cuenta un residente del barrio y presidente de su comunidad vecinal, Eduardo Ruperto Chapí. "Los vecinos me han dicho que, desde que hicieron la limpieza, no se ven ni las ratas ni los gallos", añade. No obstante, hay otras áreas del barrio como las obras de los nuevos ascensores donde se ha detectado nuevamente la presencia de roedores.

Tipos de ratas

Cada foco debe ser tratado en función de sus características, empezando por identificar cuál es la especie para decidir los protocolos más adecuados. El director técnico de la empresa de control de plagas Faycanes, Sergio Chinea, explica que algunas de ellas son las ratas grises, que se encuentran mayoritariamente en las redes de alcantarillado, y las ratas negras o de barco, que suelen habitar zonas de campo pero también pueden desplazarse a núcleos urbanos.

Estas especies tienen diferentes requisitos alimenticios: mientras que las ratas negras se inclinan por los alimentos frescos y las frutas, las grises pueden comer de todo, incluyendo carnes o pescados. Por ello, la rata negra frecuenta "zonas altas como arboledas y palmeras, o también redes subterráneas eléctricas, pero no de saneamiento, porque evita ponerse en contacto con la rata gris, que es mucho más agresiva y pesada. No las vamos a encontrar nunca juntas, son enemigas".

Si bien en la ciudad pueden encontrarse ambas especies, tanto en el caso de Mesa y López como en La Paterna se han localizado sobre todo ratas negras. En este caso, el protocolo es "más delicado" porque el trabajo se realiza en la superficie y queda "un poco más expuesto", a diferencia de lo que ocurre con las grises, cuyo tratamiento se realiza sobre todo en las alcantarillas.

Vitamina K1 en caso de intoxicación

En esa línea, Chinea destaca la importancia de que sean profesionales formados quienes lleven a cabo los procedimientos y que, en caso de hacerlos en casa, se lean bien las etiquetas y se sigan las indicaciones de la empresa fabricante para "evitar daños accidentales".

Entre otras cuestiones, hay que utilizar los productos dentro de una caja cerrada donde el roedor pueda entrar pero no sea fácil extraer el raticida. De producirse alguna intoxicación, la vitamina K1 revierte el efecto anticoagulante de los venenos.

Acciones de prevención sin venenos

Antes de recurrir a ellos, existen acciones preventivas que se pueden implementar para que, en caso de plaga, los roedores no penetren en el domicilio. Por ejemplo, podar las ramas para que las hojas de los árboles y las palmeras no toquen las fachadas de los edificios, además de tapar los bajantes y desagües. También es importante sellar grietas y huecos, así como no dejar basuras y alimentos expuestos de forma prolongada que puedan atraer animales.

"Hay gente en la ciudad que da de comer a otros animales, como gatos o gallinas. Eso está controlado por una orden municipal, no se puede dar de comer en el espacio público a los animales. Si se hace de forma incontrolada, vamos de un roedor que puede pasar aislado a tener una plaga en poco tiempo", apunta.

Una vez erradicado el foco, Chinea señala la necesidad de llevar a cabo un plan de seguimiento con dispositivos o cepos sin materia activa. Según explica, se trata de "un alimento que, en el caso de haber roedores, vemos si hay consumo". De ser así, se emprenderían nuevamente acciones de choque para evitar la proliferación de una nueva plaga.

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