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Casa Galicia: mucho más que un restaurante, un hogar

Este restaurante no solo es un local de cocina tradicional, es un hogar donde generaciones de familias han encontrado consuelo para la morriña con sus auténticos sabores gallegos. Su secreto es el producto fresco de la tierra natal y su espíritu fraternal que convierte a cada cliente en un miembro más de esta gran casa

Casa Galicia mucho más que un restaurante

Fotos de José Carlos Guerra

Yeremi Almeida González

Yeremi Almeida González

Las Palmas de Gran Canaria

Hablar del restaurante Casa Galicia es hablar de familia. Desde que abrió en 1990, su comedor guarda los recuerdos de todas las generaciones que han pasado por el local. Abuelos, padres, nietos. Comer en Casa Galicia es ya una tradición para todos ellos.

Sus clientes se reúnen impulsados por un sentimiento: la morriña. Esta palabra de origen gallego expresa la melancolía y la profunda añoranza a la tierra natal. El consuelo para esta pena la encuentran desde que pasan por la puerta del local, ubicado en la calle Salvador Cuyás en Las Palmas de Gran Canaria, desde donde se puede oler la tierra gallega y saborear la delicia de su gastronomía.

En su carta se pueden encontrar grelos, chorizos, mariscos, vinos y postres como las filloas y la tarta de Santiago. Pero la cocina en caldereta y el pulpo se llevan siempre el protagonismo. En palabras de su chef Antonio Fernández Capitán, las reglas que explican el éxito de su cocina son el respeto a las recetas tradicionales que se han seguido «toda la vida» en Galicia y el uso de productos frescos. La materia prima con la que trabajan procede también de la tierra y del mar gallego.

Plato de pulpos

Plato de pulpo / José Carlos Guerra

El chef, o como allí lo llaman, "el corazón de la cocina", lleva más de 32 años ajustando el calor de los fogones de diversos restaurantes, lo que lo ha llevado a conocer los secretos de los platos canarios, gallegos y vascos. Trabajó en Bilbao, la cuna de la gastronomía tradicional, un hecho que influyó en su estilo culinario potenciado por la meticulosidad en el tratado de los alimentos. "Siempre con la esencia tradicional de toda la vida", remarcó Fernández.

El chef Antonio Fernández

El chef Antonio Fernández / José Carlos Guerra

El restaurante está en la tercera planta del edificio de la institución Casa Galicia. Allí todos se conocen. Cuando llegan muchos dedican más de un cuarto de hora saludándose. Su comedor y su terraza contribuyen a crear un ambiente íntimo y acogedor que alimenta el espíritu fraternal del negocio.

Comedor del restaurante Casa Galicia

Comedor del restaurante Casa Galicia / José Carlos Guerra

Farid Ahsain llegó al local como un cliente más. Hoy es el administrador de la empresa que lleva el negocio. Conserva el equipo que trabajaba allí antes de su llegada. Por ello, su mujer Irena Kasajeva sonríe cuando dice que ellos son los que "mandan". Se refiere a Patricia Tan, Qi Tan, Alexis Sacramento y a Elmer Cuenca, los empleados que abren y cierran cada día esta casa. "Ellos nos dicen cómo tiene que salir el plato de cada cliente porque conocen sus gustos", explicó. Patricia puntualizó que tanto los clientes, como el equipo son una "familia" en la que "no hay diferencias", de ahí que puedan tomar decisiones con libertad, siempre desde la profesionalidad que garantizan a sus invitados.

Al principio de esta aventura culinaria, Farid optó por cerrar el negocio los domingos. Sin embargo, ante la gran demanda, se vieron obligados a volver a abrir "para atender a esas personas mayores que le pedían a sus hijos que los llevaran a salir a comer, pero que no se sentían cómodos en ningún otro restaurante", justificó.

Además, el equipo adquirió el local de la planta baja del edificio para alojar a las mesas reservadas. Esto no convenció a sus clientes. "No, no, yo quiero arriba, en la Casa Galicia", decían sus comensales más fieles, a quienes les explicaron que no debían preocuparse, pues el producto seguía teniendo la misma esencia. No convencidos insistían: "Mi madre quiere celebrar su cumpleaños arriba, en Casa Galicia".

A día de hoy siguen comiendo en la tercera planta, pero este nuevo espacio no se ha desaprovechado. Los viernes y sábados, a partir de las diez de la noche hay música en vivo y karaoke. Así devuelven la ilusión a muchos de sus clientes más longevos. "Llega una edad en la que se quedan en casa y aquí ellos vuelven a sentirse libres", explicó Irena.

Los jóvenes también son bien recibidos en las fiestas, ya que el restaurante Casa Galicia es un lugar de acogida para todos. No solo para los gallegos. Canarios e incluso turistas disfrutan de los platos y todos "salen igual de contentos", recalcó Patricia. Tampoco se necesita ser miembro de la Asociación Casa Galicia para entrar. El equipo sirve la mesa, hasta para los Reyes Magos. La Asociación Casa Galicia se encarga de organizar la cabalgata de reyes de la ciudad, así como de recaudar juguetes para los niños. Por tanto, el restaurante da de comer a aproximadamente 70 voluntarios que participan en las campañas de recogida de regalos y Sus Majestades de Oriente cenan ahí tras la cabalgata, justo antes de empezar el reparto.

Para darse a conocer confían en el camino más sólido: el boca a boca. A los que les llegue el rumor recuerden reservar mesa, pues hay quienes ya la han pedido para diciembre. En cualquier caso, el restaurante Casa Galicia ya tiene garantizado el éxito, que no es otro que "ver los platos de sus clientes vacíos".

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