Saltar al contenido principalSaltar al pie de página

¿La casa más estrecha de Las Palmas de Gran Canaria? 88 centímetros en pleno Vegueta

Tan discreta que cuesta verla y tan singular como para no olvidarla

La entrada de la casa, en el número 10 de la calle Juan E. Doreste.

La entrada de la casa, en el número 10 de la calle Juan E. Doreste. / LP/DLP

Héctor Rosales

Héctor Rosales

Las Palmas de Gran Canaria

La casa más pequeña de Las Palmas de Gran Canaria no puede estar en un lugar más céntrico. Quizá no sea la de menos metros cuadrados —aunque cuesta creerlo—, pero difícilmente haya otra tan singular y estrecha. En el número 10 de la calle Juan E. Doreste, en el meollo de Vegueta y justo frente al Hospital San Roque, a dos pasos de la calle Reyes Católicos, muchos pasan por delante sin prestarle la atención que merece.

El escritor Eduardo Reguera fue uno de esos que sí se fijó. Se topó con ella en uno de sus paseos y la incluyó en su Gabinete de curiosidades de Las Palmas de Gran Canaria, bajo el título La Casa Mínima.

La fachada mide apenas 88 centímetros; podría ocultarse tras una persona con algo de ganas. De hecho, casi desaparece detrás de la puerta, que ocupa todo el frontal. No hay ventana, ni rendijas, ni un hueco sobrante. Es todo puerta, y un poco más.

Vista de la casa, en comparación con sus vecinas.

Vista de la casa, en comparación con sus vecinas. / LP/DLP

Destaca aún más entre sus vecinas: viviendas coloridas, bien cuidadas, algunas recién reformadas y otras todavía en ello. Enfrente, el San Roque, en constante crecimiento. A su alrededor, despachos de abogados y bien de negocios. En pocas calles pasaría desapercibida una casa así, pero en esta, menos que en ninguna.

Y entonces llega la gran pregunta, la que todo el mundo se hace cuando la ve por primera vez: ¿se puede vivir ahí dentro? Si no es una casa, ¿qué es? ¿Un trastero? ¿Un hueco que sobró entre dos viviendas? ¿Una entrada directa a un patio interior? Reguera, que se entretiene imaginando posibles usos para el minúsculo inmueble, se queda enganchado al misterio y promete teorizar, cada vez que pase por delante, sobre cómo sería vivir ahí dentro. Si es que cabe alguien, claro.

Tracking Pixel Contents