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Entrevista | Miguel Pérez y David Rodríguez Portavoces de las asociaciones vecinales unidas de Las Palmas de Gran Canaria

Los portavoces de las 40 asociaciones de vecinos: "Vamos a seguir unidos hasta tener soluciones"

El colectivo vecinal junto a trabajadores municipales han convocado una manifestación bajo el lema 'Por la ciudad que nos merecemos'

De izquierda a derecha, Miguel Pérez y David Rodríguez en el local social de La Ballena.

De izquierda a derecha, Miguel Pérez y David Rodríguez en el local social de La Ballena. / José Carlos Guerra

Las Palmas de Gran Canaria

Los presidentes vecinales Miguel Pérez (Barrio Atlántico) y David Rodríguez (Siete Palmas) son los portavoces del colectivo conformado por 40 asociaciones de barrio, que se han autodenominado 'Los 40', para denunciar la falta de gestión del Ayuntamiento capitalino. El colectivo junto a los bomberos, la Policía Local, socorristas de Cruz Roja y trabajadores municipales de Limpieza han convocado una manifestación para el sábado 25 bajo el lema 'Por la ciudad que nos merecemos'.

¿Cuál ha sido el detonante para unir fuerzas entre las 40 asociaciones de vecinos?

DR: Estábamos convencidos de que yendo cada uno de forma independiente no íbamos a tener tanto poder de convocatoria a nivel mediático y también a nivel de repercusión ante la corporación municipal. Entendemos que el movimiento vecinal debería estar unido, porque al fin y al cabo la mayoría de los problemas son comunes, cada barrio tiene su particularidad, pero la situación general de la ciudad es la misma. Y, sobre todo, que esos problemas están acentuados cuando te sales de la Ciudad Baja, que parece ser que es la ciudad por excelencia y donde se aúnan todos los esfuerzos. En la periferia el problema se hace más palpable, así que es la única forma que entendíamos de que nos hicieran caso. Ya dijimos en su momento que esto no va de color político, no va de hacer oposición, nosotros no somos ningún partido ni estamos adscritos a ninguno. Nuestro único color son los vecinos.

¿Cuáles son las peticiones que tienen para los barrios?

MP: Se las resumo. Una ciudad digna para todos. Es muy fácil.

Asimismo, la limpieza es una de las principales reivindicaciones...

DR: Nosotros somos conscientes de que la ciudad está sucia. Y de que parte de esa problemática puede ser por el incivismo de la gente y la poca concienciación. Aquí debajo hay un ‘punto limpio’, que recogen y al día siguiente está otra vez lleno de cosas. A lo mejor habría que dotar de inspectores, aunque evidentemente las cosas no se arreglan con la cartera, a la gente si le tiras de ahí le haces daño. Pero también hay un problema de gestión. Ahora dicen que el tema de limpieza no se arregla hasta el año que viene a mediados de 2026. ¿Y mientras? Vamos a seguir con la ciudad así otro año más.

¿Sienten que los barrios están olvidados?

MP: Hablamos con los compañeros del Risco de San Nicolás y San Juan y la primera vez que nos expusieron su problemática, el que más y el que menos echó una lágrima. Ellos [el Ayuntamiento capitalino] argumentan que no tienen capacidad de respuesta por el techo de gasto. El techo de gasto fue una norma que pusieron en el año 2013. Han tenido tiempo de adecuar esa regla de gasto que les impedía a las administraciones municipales sobrepasar el 90% del presupuesto, sobre todo en cuestiones de inversiones y en cuestiones de gasto social. Toda esa miseria que estamos viendo por ahí es porque no se invierte en servicios sociales.

¿Piden más financiación?

DR: Por ejemplo, en Siete Palmas lo único que nosotros alegamos es que hay 15.000 personas viviendo aquí arriba, de las cuales una gran mayoría ya tienen una edad de 60 y pico años largos y que demandan un espacio para reunirse, hacer un taller, aprender tecnología de la información o simplemente cómo se saca un certificado digital o formas de hacer un trámite. Hay jóvenes que tienen que irse a la plaza de Las Ranas o a la Universidad a estudiar por las tardes. Y el argumento por el que no nos ponen un centro es muy pobre, porque dicen que no se van a gastar un millón de euros en un espacio para que los vecinos generen ingresos alquilándolo para bautizos y comuniones. Maluma en tres horas costó un millón de euros.

Recientemente se han movilizado con concentraciones y manifestaciones, ¿plantean más medidas?

MP: Nos vamos a volver a reunir los 40 presidentes para decidir qué acciones vamos a tomar, porque seguimos unidos más que nunca y vamos a seguir en la brecha hasta que hagan caso. No hay otra solución.

¿Consideran que la ciudad está en crisis?

MP: Más que en crisis, la ciudad está hundida. En todos los barrios de Las Palmas hay muebles tirados, electrodomésticos, jardines abandonados, falta de seguridad, bomberos que se les rompe el camión...

DR: Crisis como tal, no sé, lo que no es de recibo es que se hayan tenido que devolver subvenciones, porque no han sido capaces de tramitarlas y gestionarlas. Casos como, por ejemplo, el Mercado de Altavista, que tenía una serie de fondos para su reparación y mantenimiento y han pedido varias prórrogas para gestionarlo y lo han perdido finalmente. Dicen que la bandera azul es una concesión a nivel comercial propagandística, aunque es una enseña que manifiesta unos objetivos de calidad ambiental, de las aguas y de los servicios.

¿Han elevado los problemas al gobierno municipal?

MP: Nosotros le solicitamos a la alcaldesa en el mes de mayo, a través de Betsaida González, la concejala del Distrito de Ciudad Alta, una entrevista y le dijimos que lo podíamos hacer en Infecar y abordar los temas que realmente preocupan a todos los vecinos. ¿Sabe cuál fue la respuesta? No hay respuesta. El problema es que nosotros sabemos que nos mienten, ellos saben que mienten, todos sabemos que nos están mintiendo y todo sigue igual. Tengo 58 años, y yo nunca he visto la situación tan gravosa como ahora. Nosotros tenemos las cosas muy claras y vamos a seguir unidos hasta las últimas consecuencias, hasta que se solucionen todos los problemas que tiene la ciudad y sus vecinos. Es lo justo.

DR: Deberíamos tener conciencia de que la democracia también empieza por atender a los ciudadanos, y que las asociaciones vecinales son el primer eslabón de esa cadena donde deberíamos estar todos. Deberían cuidarnos de manera especial porque somos los ojos que tiene la corporación en cada uno de los barrios, somos la herramienta para poder transmitirles las necesidades a los regidores. Ellos, evidentemente, no tienen capacidad para controlar todo el municipio, pero sí podrían tener unos aliados perfectos como son las asociaciones de vecinos de los barrios.

¿Cuál es el cambio que les gustaría ver en la ciudad?

DR: Que no tengamos que hablar de la ciudad. Eso significa que va todo bien, es la mejor noticia. Se les llena la boca con los proyectos grandes, pero primero hay que arreglar lo básico.

MP: Los presidentes de las asociaciones de vecinos estamos para hacer teatros y preparar las fiestas del barrio. A mí me preguntaron que si tenía fiestas y les dije que Barrio Atlántico no tiene porque hasta que no sea un barrio digno me niego a tener una fiesta. Estamos para llorar y no para reírnos.

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