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Desde mi noray

El presente y el futuro del Puerto de La Luz

El futuro de los puertos canarios pasa por la sostenibilidad, la agilidad administrativa y una relación equilibrada entre el Puerto y la ciudad

Vista aérea del Puerto de Las Palmas

Vista aérea del Puerto de Las Palmas / La Provincia

Juan F. Fonte

Juan F. Fonte

La pasada semana se celebraron en la capital las jornadas que han tratado el presente y futuro de los puertos canarios, tituladas Shipping Canary Islands 2025, organizadas por Oneport Canarias, cuya alma es ese inquieto empresario José Mayor, que ha adquirido sus conocimientos con el paso del tiempo en los muelles, la mejor escuela para sentar cátedra en el mundo portuario.

A lo largo de unas densas sesiones han desfilado varios especialistas que han explicado las tendencias actuales en el negocio y hacia dónde se dirigen los enfoques portuarios en un mundo de la economía azul, la sostenibilidad, la eliminación de huellas de carbono y la alternativa de nuevas fuentes de energía menos contaminantes para la propulsión de las naves y la electrificación de los muelles.

Hay que estar preparados para hacer frente a las exigencias del medioambiente, para que haya una convivencia más armónica entre el Puerto y la ciudad, sin echarnos los trastos a la cabeza. Hay negocio, pero debemos ser prudentes en el trato al cliente, no llegar a la explotación y prepararnos cada día para dar el servicio que demanda con diligencia y rapidez.

Tenemos que luchar por una reducción de la burocracia. No es de recibo que para tramitar una concesión del suelo portuario se tarde hasta varios años, sumiendo al solicitante en un mar de dudas sobre si su inversión va a seguir adelante. Esto solo conduce al desaliento.

También el poco margen de tiempo por el que se autoriza, que no permite una amortización o beneficio y que obliga a renunciar al proyecto. Estos son detalles que frenan el desarrollo portuario, como también la falta de competencia en los servicios, que encarece la cuenta de escala.

Y no digamos si encima la OMI pone una tasa al barco, la famosa ETS, que a los puertos canarios los ha cogido fuera de juego, al no afectar a los vecinos enclaves africanos, zona de influencia de nuestros tráficos que ya empieza a afectarnos.

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