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Halloween

Fantasmas, orfanatos y muerte: la casa del terror que conmueve a Tafira hasta el 1 de noviembre

Una compañía de teatro organiza una Casa del Terror ambientada en un orfanato abandonado

Una escena de la casa del terror en la Asociación de Vecinos Quilmes.

Una escena de la casa del terror en la Asociación de Vecinos Quilmes. / LP/DLP

Las Palmas de Gran Canaria

Dicen que en Tafira Alta aún se escuchan los lamentos de una joven que murió entre las llamas en un orfanato femenino. Esa historia, convertida en leyenda, cobra vida este Halloween de la mano de la compañía Crispies, que recrea el suceso en su nueva Casa del Terror hasta el 1 de noviembre

La leyenda cuenta que en un edificio abandonado de Tafira Alta vaga el fantasma de una joven cuyos lamentos aún pueden oírse entre las ruinas. A lo largo de su historia, el inmueble tuvo diversos usos, aunque en sus últimos años funcionó como un orfanato femenino regentado por monjas. Este inquietante relato sirve como punto de partida de la Casa del Terror organizada por la compañía de teatro Crispies, integrada por jóvenes actores, que se celebra hasta el próximo 1 de noviembre en la Asociación de Vecinos Quilmes, en la calle Bruno Naranjo Díaz, número 17, y cuyas entradas se pueden conseguir a través de sus redes sociales.

Cerca del instituto Nelson Mandela se alza el edificio en ruinas que, en los años 20, perteneció a la familia Campos Padrón, quienes lo utilizaban como casa de verano. En la década de los 50, con el auge del turismo, la propiedad fue vendida a la Naviera Elder, que la transformó en el Hotel Victoria. En sus habitaciones se alojaron numerosos burgueses británicos hasta que, tras seis años de actividad, el negocio quebró. El Cabildo adquirió entonces la finca y la cedió a una congregación religiosa, que la convirtió en un orfanato para niñas con problemas sociales. Las jóvenes eran desde huérfanas hasta chicas que habían quedado embarazadas antes del matrimonio.

Las monjas solían organizar excursiones por distintos puntos de la Isla, y como muchas de las internas eran mayores de edad, podían decidir si participar o no. En una de esas salidas, Leonarda Campos Doreste decidió quedarse, y esta decisión cambió su destino. Mientras preparaba la merienda sufrió un trágico accidente en la cocina y murió quemada viva. El suceso conmocionó a la sociedad de la época, aunque con el tiempo cayó en el olvido. Hoy, sin embargo, hay quienes aseguran seguir escuchando los gritos de la joven entre los restos del antiguo orfanato.

El director de la compañía, Simón Padilla, explica que la historia de la Casa del Terror está basada en este acontecimiento real y se narra a través de un matrimonio formado por Rodrigo y Carmen: él, un teólogo especializado en exorcismos; ella, una santiguadora canaria. Los personajes son enviados por el régimen de Franco tras el accidente para certificar que no existen espíritus malignos en el lugar. «Es entonces cuando el público conoce a la madre superiora y a varias compañeras de Leonarda, y comienza la investigación», relata Padilla. «Descubren que el mal siempre espera su momento para entrar y el orfanato, desde luego, no está tan limpio de malas energías como parece», añade.

Jóvenes actores

Crispies está compuesta por jóvenes actores que estudian o se han graduado recientemente en Arte Dramático y que han encontrado en las Casas del Terror una forma de mostrar su talento. La compañía lleva doce años creando estas experiencias inmersivas y, el año pasado, más de mil personas se adentraron en sus tinieblas durante los cuatro días que permanecieron abiertas las puertas del terror.

El proceso de preparación dura cerca de ocho meses, comenzando con una fase de investigación para desarrollar después los personajes, la trama y la ambientación. «No solo contamos una historia, sino que trabajamos con técnicos de iluminación para crear ilusiones ópticas, con expertos en marketing olfativo para que cada habitación tenga su propio olor, y con técnicos de sonido que construyen una atmósfera envolvente», explica Padilla.

Cada año eligen historias reales ocurridas en Canarias y las transforman en relatos tenebrosos. «No queríamos un pasaje donde entras y te asusta Freddy Krueger o la niña del Exorcista, porque eso está en todas partes», defiende el director. En esta ocasión el barrio capitalino de Tafira será el centro del terror con acento canario.

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