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"Siempre los llevas en el alma": historias de las visitas al cementerio de San Lázaro

El Día de Todos los Santos se aproxima y comienza el bullicio en los camposantos de Las Palmas de Gran Canaria

Las Palmas de Gran Canaria

Los principales cementerios de Las Palmas de Gran Canaria comienzan a recibir a cientos de personas que se dirigen a visitar a sus familiares y allegados. El Día de Todos los Santos es el más bullicioso, sin embargo, muchos deciden adelantar esta visita los días previos para evitar las aglomeraciones. Ayer, en el cementerio de San Lázaro muchos practicaron el ritual de cambiar las flores, acicalar las tumbas o nichos. Una tradición que pretende honrar la memoria de los que ya no están.

Marisol Hernández aprovecha para orar y hablar con sus padres y abuelos. Para ella es el momento perfecto para recordar a sus seres queridos, aunque ya no estén presentes. Desde que es pequeña visitaba todos los años a sus familiares junto a sus padres, y ahora, que ya es adulta, continúa haciéndolo por respeto. "Más que una tradición es que aprendes a hacerlo, y ahora que solo quedo yo vengo a ponerles flores", explica. Hernández no lo considera un deber o una imposición porque disfruta de esos instantes en los que se siente más cerca de su familia. "Los más jóvenes quizás no ven la muerte de la misma manera", afirma al observar que las nuevas generaciones no acuden tanto a los camposantos.

Las hermanas Carmen Delia y Ana Rosa no solo ponen flores y limpian los nichos, sino que también celebran el cumpleaños de su hermano, que falleció en 1998. "Siempre los llevas en el alma", apunta. Delia opina que los nichos descuidados "son muy tristes", por lo que se ha propuesto que siempre que tenga la capacidad física para acudir al cementerio, buscará el momento para hacerlo. "Antes trabajaba en el Bingo y cuando salía a las seis de la mañana me venía directa al cementerio", afirma. Visitan cuatro tumbas en las que hay siete personas, o "siete almas". En una familia extensa, lamentan que son de las pocas que adecentan los nichos, por ello, Ana Rosa tiene claro que cuando sea su turno se va a incinerar para evitar ser una carga a sus hijos.

Superar el dolor

En el arreglo floral que colocan a su madre siempre usan gerberas, su flor favorita, que también utilizaron en la corona de su funeral. Las gerberas crecen en diferentes colores, pero este año utilizaron solo rosadas: "Hoy tocó estilo Barbie". Los arreglos los hacen con cuidado, mimo y "con mucho estilo". Las hermanas recuerdan que era una mujer que se desvivía por los demás. "Fue muy buena madre", dicen. Por ello, todavía recuerdan los muchos sacrificios que hacía por sus hijos como, por ejemplo, caminar largas distancias con ellos a cuestas para llevarlos al hospital cuando enfermaban. "Mi madre era el amor de mi vida", confiesa Carmen Delia. Siempre estuvieron muy unidas, por lo que aceptar su muerte le costó cinco años de depresión. "Cada uno lleva el duelo de forma diferente", expresa.

A pesar de que fue difícil en un principio, las hermanas han conseguido seguir adelante tras la pérdida. Es más, ya pueden recordar el funeral entre bromas. "En las bodas se llora y en los funerales se ríe", resume Carmen Delia la ironía de estos grandes eventos. Y es que ambas no pueden evitar desternillarse cuando cuentan la metedura de pata de la floristería, que colocó una figura de una paloma blanca de boda. "La paloma fue de un lado a otro del tanatorio", rememoran. El hecho de que han superado el dolor inicial, no significa que han olvidado a sus familiares, ya que explican que los recuerdan a cada rato. "Yo cuando noto algo por el brazo sé que es ella", asegura Carmen Delia.

Amor por el Atleti

En la tumba de los familiares de Cheli Cabrera hay lirios, crisantemos y claveles. Una gran variedad para colocar a las siete personas que visita junto a su prima. "Yo pongo de color rojo y blanco porque mis padres eran del Atleti", señala. Cabrera indica que para ellas es una tradición todos los años visitar el cementerio. "Uno venía cuando era pequeño, luego acompañabas a los mayores y ahora venimos solas", expresa.

Muchos de los usuarios compran las flores en los puestos del exterior del camposanto. Ruymán, el florista, atiende a sus clientes, y destaca que, ayer fue un buen día en número de clientes, pero esperan más movimiento en los próximos días. Una de las flores más populares son los crisantemos, que por precio y durabilidad son las más demandadas. "Este año el precio de las flores se ha mantenido respecto al anterior", calcula.

Al otro lado del cementerio, José Manuel Fernández coloca unas clavellinas en la tumba de sus abuelos. En unos minutos tenía previsto ir al cementerio del Puerto para homenajear a un amigo. "Éramos cuatro y siempre vamos juntos a su tumba", explica. Cuando falleció tenía 53 años y un infarto le arrebató la vida. Desde que murió no se han olvidado de llevarle unos anturios y una botella de cerveza vacía, para que siempre se encuentre bien servido.

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