"El baile es medicina para la gente mayor": el club social Tauro inicia una nueva etapa en Las Palmas de Gran Canaria
La entidad sin ánimo de lucro se muda a la capital grancanaria para ofrecer opciones de ocio para todos los públicos tras años de parón

Adela Codina Casals, fundadora del Internacional Club Tauro Gran Canaria / Andrés Cruz

El ocio y los espacios comunes juegan un papel esencial para llevar una vida activa y generar redes de amistad. Más aún en la vejez, una etapa vital para la que existen muchas menos propuestas y la soledad no deseada es un problema recurrente. Con esa idea sobre la mesa y muchos planes entre manos, el Internacional Club Tauro Gran Canariacomienza una nueva etapa en Las Palmas de Gran Canaria con un equipo directivo renovado. Su objetivo: ofrecer actividades lúdicas variadas para que la ciudadanía encuentre un lugar donde conocer gente, divertirse y aprender.
Gimnasia y movilidad para personas mayores, clases de inglés, talleres para hacer arreglos florales, excursiones, fiestas, sesiones de baile o conciertos íntimos son algunas de las propuestas que menciona la cofundadora del club, Adela Codina Casals. Su visión, que se desarrollará próximamente en el local del restaurante Los Pamfile's, busca generar un lugar de encuentro para todas las edades con accesos adaptados para personas con movilidad reducida: "Quiero que esté preparado para toda clase de gente".
Un largo parón
Este club social sin ánimo de lucro nació décadas atrás en el sur de la Isla, en Playa del Cura, de la mano de Adela y el director de Anfi del Mar, John Melker. Ya por aquel entonces realizaban multitud de actividades como excursiones, juegos, fiestas o clases de español para extranjeros, entre muchas otras.
Cuando ya llevaban cinco años en funcionamiento hubo una serie de inundaciones que afectaron a distintos edificios de la zona, entre ellos el local que utilizaba el club para desarrollar sus actividades. "Hasta los papeles se habían inundado", lamenta Adela, lo cual se sumó a otras complicaciones que indujeron a un largo parón.
Décadas más tarde, a sus 89 años, Adela ha decidido recuperar el proyecto. Y es que ella, desde que era una niña, siempre fue propensa a hacer cosas y no quedarse quieta en un mismo sitio sin hacer nada.
Reforma del local
Esta nueva fase del club va en línea con ese planteamiento. Considera que mantenerse activa y relacionarse con su entorno es la manera de seguir feliz y que los años no pasen factura, motivo por el que la danza es uno de sus pasatiempos favoritos. Sin duda, estará muy presente entre la oferta del club: "El baile es una de las grandes medicinas para la gente mayor. Yo con mi edad bailo. Sientes la música y te mueves".
Buscando local para devolver la vida al Club Tauro, Adela pasó por el número 9 de la calle Doctor Miguel Rosas y encontró el recién inaugurado restaurante Los Pamfile's, con el que en seguida entabló una buena relación. La unión entre el restaurante y el club se está consolidando con la reforma e insonorización del establecimiento, incluyendo la instalación de aire acondicionado, una puerta de cristal para evitar molestias sonoras y un pequeño escenario para actuaciones y conciertos.
Todo ello va dirigido a que "la gente pueda tener un sitio donde ir, pasar las tardes y hacer amistades". Ese es un legado que llena a Adela de ilusión, por lo que espera poder comenzar con las actividades dentro de un mes.
Nuevos socios
Para hacerse socio o socia del club hay que acudir al local con el DNI y abonar una cuota mensual de 10 euros. Además de poder participar libremente en todas las actividades, ser socio garantiza un 10% de descuento en las consumiciones del restaurante. En cualquier caso, también pueden participar las personas no socias abonando el importe del evento concreto en el que quieran estar.
Los actos que celebren estarán dirigidos a todos los públicos, con especial atención a las personas mayores, cuyas opciones de ocio y espacios de encuentro son mucho más reducidos. "La gente ha pensado solamente en montar cosas para jóvenes y no en la gente de 60, de 70. No hay nada", reflexiona Adela.
Por ese motivo, todas las propuestas pasarán por consulta entre los socios para adecuarse a sus necesidades y demandas. Por lo pronto, uno de los talleres que se proyectan lo impartirá la propia Adela, ya que es profesora de Ikebana, el arte floral japonés.
Una vida de viajera
A lo largo de ocho años, Adela estuvo formándose en esta disciplina en la escuela Ohara y, posteriormente, tuvo su propia floristería. Desde siempre ha sido toda una viajera, algo que heredó de sus padres y que, a su vez, sus hijas heredaron de ella. De hecho, viajando conoció a su marido, un japonés que fue director de una compañía de barcos pesqueros que acabó destinada en Canarias.
Antes de establecerse en el Archipiélago visitó decenas de países, se casó y tuvo a sus hijas en Cabo Verde y Japón. Además, a los 63 años decidió sacarse el título de agente inmobiliaria. A día de hoy se considera una "luchadora total" y asegura que lo que la mueve a seguir activa es una "alegría de vivir" que la empuja a buscar nuevas aventuras: "No tengo miedo a nada y camino y bailo".
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