La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El día en el que Yanisse le dijo a Paula que la quiere un montón

Dos de las niñas de San Ildefonso copan el anecdotario del sorteo más esperado

El Gordo de la Lotería de Navidad es el 86148

El Gordo de la Lotería de Navidad es el 86148

Para ver este vídeo suscríbete a La Provincia - Diario de Las Palmas o inicia sesión si ya eres suscriptor.

El Gordo de la Lotería de Navidad es el 86148 Juanjo Jiménez

Poco después del mediodía tocaba llenar la séptima tabla del Sorteo de Navidad, una faena a cargo de Yanisse Alexandra Soto Rivera y Paula Figuereo Figuereo. Justo a punto de completar los alambres saltaba el número 86148, a partir de ayer el favorito del centro comercial El Mirador, con diferencia.

Mientras las dos niñas inician el camino hacia la mesa de presidencia se cuelan por los micrófonos claros síntomas de añusgue. Y la frase que confirmaba el hipo. «Voy a llorar», le dice una a otra. «No llores», le responde la compañera. Yanisse aún no se lo creía. «Que nos ha tocado, que nos ha tocado». Hasta que Paula le reenvía un «te quiero un montón».

La conversación dio vueltas y vueltas por la red. Algunos con una flojera semejante, en la que se citan los más tiernos y emocionantes momentos de amor y de amistad, para otros, los más crueles del eterno lado oscuro de la red, era lo típico «que se dice en el baño de una discoteca a una desconocida».

El día en el que Yanisse le dijo a Paula que la quiere un montón

Sin salir aún del Teatro Real era el momento en el que llegaba la cuarta tabla con una de las estrellas del 22 de diciembre, la niña Aya Ben Hamdouch Chaaraqui, acompañada de Alexander René Herrera, a los que se les debe el anuncio de varios Gordos de otras ediciones, como el del pasado año, sin ir más lejos. Aya es la de los miiiiiiiiiiiiil euros, que saltó a la fama por su peculiar forma de cantarlos en 2017.

Ayer no se quedó atrás porque le tocó enseñar el segundo premio, el del número 72119, de 1.250.000 euros a la serie, y el primer cuarto, para enrale general del público presente.

Ambos son la envidia de todo escolar que aspire a cantar un día en su vida las bolas del 22 de diciembre en el Teatro Real.

Es el caso del que firma como La Voz del Becario en Twitter. En una sentida alocución por vídeo pocas horas antes del sorteo, y que también ha dado vueltas y vueltas por el espacio virtual, declaraba que «desde pequeño mi sueño siempre ha sido dar el Gordo, repartir felicidad. Se está acercando la fecha y ya estoy todo nervioso. Mira como tiemblo».

Hasta ahí casi todo normal, hasta que confiesa que «llevo 30 años preparándome para ser niño de San Ildefonso». Su barba le delata.

Como en todo Sorteo de Navidad que se precie, el público participante va a por el Gordo. Unos para comprarse un yate, y otros para tapar agujeros en una economía plagada de grandes baches. Algunos más para solventarse la jubilación. Pero un tal Martín Fernández se sale de la regla. «Si me sale el Gordo pienso gastármelo en poner la lavadora a las ocho de la tarde», confesaba poco antes de acabar la pedrea.

El destino de estas perras que vienen del cielo, o del bombo, es variopinto, y existe asimismo un difuso concepto que es el de dedicarlo a «la familia y algún amigo”».

El cuarto premio en Oviedo, con un duende en copas.

Así, a las 09.20 horas del día de ayer caía el primer premio de la mañana, un tercero, el 06914, y lo hacía en Alagón, con ele, provincia de Zaragoza y más concretamente entre los socios de un club de la tercera edad.

Allí estaba la peña al completo a esas altura de la mañana echándose unos carajillos. Cuanto menos, ya que uno de los asistentes parecía el bailarín solista de Armonía Show, o la de Miguel. La periodista también se encontraba visiblemente privada con el hallazgo, de público tan receptivo, en cuya suerte destacaba con notable diferencia un señor llamado Doro situado a la vera del anciano más jotero. Doro tenía nada menos que 25 participaciones del 06914. Y la reportera le preguntaba que qué iba a hacer con todos aquellos 300.000 euros. «Pues para la familia y algún amigo», le contestó sin quitar ojo de la tele por si le caía otro suplemento.

«Qué alegría, ¿cómo te has quedado Doro?», le vuelve a inquirir, y ahora sí que Doro aparta la vista de la pantalla y en rabioso directo le dice en la oreja: «me he quedao que estaba en el váter cagando y no sé si me he limpiado el culo».

«Madre mía, madre mía, madre mía», suelta en trilogía la del micrófono para rematar con «una nunca sabe dónde le puede tocar la lotería, dónde puede residir la noticia».

A mi padre, que abra la puerta

Durante cinco largos días, y antes del propio sorteo, la noticia residía en los que durante sendas noches acamparon al oreo a las puertas del teatro para entrar los primeros, o en su defecto entrar, ya que desde 2019 no se había dado el caso a cuenta de la covid de presenciar el sorteo en directo. Eran Manoli, de 84 años y que se presentó con un prêt-à-porter de Estrella de Navidad; Chuchi, que fue el primero en flanquear la puerta con su fantasía Viuda de la Lotería y otros alternativos que lo hicieron vestidos de mariachis con el sempiterno Obispo de León.

Chuchi manifestó a los medios presentes en el acontecimiento que había pasado mucho frío, que es lo que se pasa en estas circunstancias, pero no fue el único.

Porque a las 09.56 horas de la mañana aparecía en estos rótulos sin fin que ponen las teles donde deben ir los subtitulados, un mensaje firmado por un tal Blacnew, con el hastag LoteríaRTVE y el mensaje: «Poned en la tele que me abra la puerta mi padre, que está viendo el sorteo y no se entera. Fuera hace un frío que no veas».

En esos lugares tan gélidos de la España continental no caía tampoco ayer el Gordo de la toponimia. El bombazo del primer premio resonó en toda la geografía española, que resaltaban que el número 86148 había caído en la estación de Atocha de Madrid, «y en Las Palmas», así, de manera general, sin especificar si fue en Caleta de Cebo, La Graciosa, o en Barranco Hondo de Abajo, Gáldar.

Precisamente cerca de esta última localidad, caía un Gordo pero en forma de recova, con la inauguración del mercado de Guía, cuyos ‘boletos’ había jugado el Ayuntamiento de la localidad, durante ¡once años! y le vino a caer ahora.

Y es que la suerte, en realidad, ni conoce de querencias ni supersticiones, dejando fuera de su radio de acción a La Graciosa, El Hierro, La Gomera, y atención, la parte oeste de La Palma, justo la que sufrió el volcán y la que disparó las ventas del no agraciado número 190921, día de la erupción.

Un despacho cerrado, a pesar de ser agraciado con el quinto premio, en la calle Preciados, Madrid, en protesta por unas comisiones que, según aseguran los propietarios de las administraciones, llevan años invariables.

Aunque peor suerte corrió aún la narcocesta de navidad, otro sorteo de intenciones más aviesas, y que no organiza Loterías del Estado, sino un tugurio de Murcia que ofrecía a los que acertaran los dos últimos números de los Sorteos de Navidad y el Niño una alucinógena cesta de navidad compuesta por cinco gramos de cocaína, algo de hachís, guita suelta y un jamón de ocho kilos, según el peso que arrojó en la balanza

La policía ya se lo vio venir. Fue al sitio y se incautaron de 165 plantas de marihuana, cinco kilos de cogollos de maría, 33 lámparas halógenas y un sindios de invernadero. Detuvo a los dos ‘promotores’.

Alerta por cuñado

El uso que darían los agraciados a esa algo tóxica cesta quedará en el limbo de los supuestos, como también los fondos que ahora salen a la superficie de las cuentas bancarias de los afortunados que ayer fueron tocados por la suerte.

A este respecto resulta algo inquietante la nota informativa que emite la propia entidad Loterías del Estado con ocasión de este regocijo con una serie de recomendaciones a la hora de manejar el cash en el que, de una manera elegante, aconseja alejarse del asesoramiento del ancestral cuñado.

Así, subraya en primer término que «el dinero es muy goloso», y recuerda que según sus propias estadísticas, el 80 por ciento de los premiados en España, «lo han perdido todo en menos de diez años».

Por eso es fundamental andar con pies de plomo, y mucha cautela: «cuanto menos gente sepa la noticia, menos problemas», lo que choca con el tradicional champán a toda burbuja con el que se acompaña el notición, porque ello conlleva «presiones añadidas a la hora de tomar decisiones», algo que remiten a una asesoría profesional porque «son muchos los que se embarcan en inversiones sin tener formación sobre ello». Para rematar que no hay que dejarse llevar por consejos “de amigos y familiares», y no convertirse así «en otro premiado arruinado».

Compartir el artículo

stats