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Cientos de personas hacen cola para comprar El Niño en el despacho «afortunado» de El Mirador

Frente a la administración se formó una

larga fila desde primera hora hasta el cierre

Colas en el Centro Comercial El Mirador el día después de repartir el Gordo de la Lotería de Navidad

Colas en el Centro Comercial El Mirador el día después de repartir el Gordo de la Lotería de Navidad La Provincia

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Colas en el Centro Comercial El Mirador el día después de repartir el Gordo de la Lotería de Navidad Judith Pulido

Si normalmente los centros comerciales suelen estar concurridos, el día después del sorteo de la Lotería de Navidad en el CC El Mirador fue una auténtica locura. Cientos de personas visitaron las instalaciones comerciales durante el día con un único propósito; hacerse con un billete para jugar la lotería de El Niño. «Mucho antes de abrir ya teníamos una fila inmensa de gente esperando para comprar nuevos décimos, nunca nos había pasado algo así», explicó Claudia Reyes, responsable del despacho que repartió el pasado miércoles el número ganador del sorteo de Navidad.

Añade que ya el mismo día que se repartió el Gordo comenzaron las colas. «No paró de llegar gente hasta que cerró el centro comercial, ha sido una pasada», admitió con una sonrisa de oreja a oreja. «Muchos nos están pidiendo que seamos nosotros, los que trabajamos aquí, los que escojamos sus números; piensan que como hemos tenido la suerte de dar el Gordo quizá demos también el Niño», afirmó Reyes.

Las personas que efectuaron la cola, que llegaba hasta casi mitad del pasillo de la primera planta del centro comercial, afirmaron que tuvieron que esperar más de media hora hasta ser atendidos. Pero para muchos merecía la pena al considerar que este despacho ya es el más afortunado de la Isla.

«Yo quería comprar un número feo al principio, pero cuando llegué solo quedaba el 48; es el número que siempre escoge mi marido, así que al final me vino bien», afirmó Lola Quevedo, una vecina del barrio de Chamán, que se alegró de ganar por lo menos los 120 euros que correspondían.

Ana Gutierrez no se alegró tanto. «Ese número lo escojo todos los años desde hace mucho tiempo, pero en esta ocasión lo vi en muchos sitios y me harté», relata con los brazos cruzados. «No estaba para mi, qué voy a decir», concluyó encogiéndose de hombros. Pero para los que sí estaba fue tanta la alegría que visitaron durante todo el día la administración, para sacarse fotos y beber champán. «Muchos de los ganadores fueron empleados del centro comercial, pero la mayoría no quiere que se sepa», admitió Reyes, que confesó entre risas que se cansaron de comprar botellas de champán. «Perdí la cuenta de cuantas abrimos, aunque algunas ya las traían los afortunados», relató.

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