Transcurrían los años 60, tiempos de descubrir, de escapar, de pasión por la aventura y de sobrepasar los límites de lo conocido. Ese mismo espíritu es el que los chicos de Hinckey quieren recuperar con la entrada en escena de la Triumph Scrambler 1200. En dos versiones -XC y XE-, su indudable atractivo estético, donde de nuevo se pone de manifiesto la renovada vigencia de las recetas de estilo vintage, se perturba mediante una dotación técnica y mecánica de primer nivel para que no queden horizontes que superar sea sobre la superficie que sea.

Sobre su construcción resaltan dos aspectos concretos, el depósito y el peculiar desafío que supone recuperar la esencia estética del doble conjunto de escapes elevados en un guiño sin reparos a la imagen del modelo original. No son los únicos. Las llantas de radios -de 21 pulgadas en el tren delantero-, el asiento de estilo clásico, los esquemas de color bitono, y la "elemental" configuración del bastidor de clara orientación off road retrotrae al espectador a una realidad como venida de otro tiempo.

Pero no se dejen engañar por las apariencias. Formando parte de su figura no se disimulan otros elementos que sitúan a ambos modelos en la estela de las propuestas más influyentes del segmento. Detalles como el faro delantero con luz diurna LED (DRL), los puños calefactables o los mandos retro-iluminados así como el amplio pliego de funciones que mejoran la confortabilidad de uso como el arranque sin llave (Keyless), el acelerador electrónico, el control de velocidad y el sistema de embrague asistido son sólo una pequeña muestra del rol tan particular que ostenta Triumph en estos momentos.

Sin abandonar su lado nostálgico

Sólo hay que fijar la vista en el resto de componentes para darse cuenta de donde radica el verdadero potencial en la concepción de ambos modelos. Y es que sin disfraces y a pecho descubierto, su armadura nos revela otra realidad, aquella que no disimula su colaboración con los especialistas de Öhlins encargados en esta ocasión de la suspensión trasera compuesta por un amortiguador doble, ajustable tanto en extensión y compresión como en precarga. Estos se acoplan a un basculante de aluminio específico -más largo en la versión XE con mayor orientación off road-, y sobre el que pivota buena parte de la responsabilidad de la arquitectura final de la motocicleta.

En el tren delantero Triumph afina más en las diferencias de construcción entre ambas variantes y mientras la Scrambler 1200 XC equipa una horquilla invertida de 45 mm de diámetro con un recorrido de 200 mm, en la XE se busca mayor solidez y eficacia en terrenos escarpados dotándola de barras de 47 mm de diámetro y 250 mm de recorrido. Por si no fuera suficiente, el remate técnico lo proporcionan los frenos delanteros compuestos por discos de 320 mm y las pinzas de freno radiales Brembo monobloque M50.

Como apuntábamos, si bien ambos modelos comparten un espíritu común, la polivalencia de la 'XC' tanto para el uso en carretera como fuera del asfalto contrasta con las mayores credenciales para el off-road de la versión tope de gama 'XE'. Aún así, la marca no hace distinciones a nivel mecánico dotándolas del mismo propulsor, el motor bicilíndrico High Power de 1.200 cc, con refrigeración líquida y 90 CV de potencia a 7.400 rpm. Una puesta a punto específica acorde a la naturaleza de ambas propuestas permite alcanzar el par máximo de 110 Nm desde las 3.950 rpm.