Lanzarote es una isla de volcanes y playas, y de pequeños pueblos con encanto, armonizados por el color blanco de sus paredes y el verde o azul de sus ventanales y puertas. Es una isla de silencio y de fuego, ajena en muchos aspectos al paso del tiempo. Por estos y por muchos otros motivos, el vehículo elegido para nuestra cuarta visita a las Islas Canarias ha sido el nuevo Nissan Leaf. Su tren motriz eléctrico ha tenido mucho que ver en esta decisión.

Con mejoras sustanciales frente a la generación anterior, el nuevo paquete de baterías de iones de litio (40kWh), con mayor capacidad de almacenamiento, proporciona la autonomía suficiente para afrontar con vocación conciliadora el itinerario seleccionado para esta ocasión.

Situamos el cuentakilómetros parcial a cero en el pueblo La Santa, en la costa noroeste de Lanzarote. Sede cada mes de mayo de una de las pruebas más extremas del mundo, el Ironman de Lanzarote, la villa se ha convertido en el destino preferido de los visitantes amantes de los deportes en armonía con la naturaleza, especialmente el ciclismo, el senderismo y el surf.

Abandonamos esta panorámica desde la península de La Isleta para iniciar nuestro itinerario. Al norte dejamos lugares emblemáticos como Los Jameos del Agua, la Cueva de Los Verdes o el Mirador del Río, escenarios extremadamente bellos que forman parte del legado del artista César Manrique, el lanzaroteño más universal, y que reservamos para una próxima ocasión. Dirigimos nuestros pasos en sentido contrario, hacia la ruta de Los Volcanes.

Ocres y bermejos

Ágil y silencioso, descubrimos enseguida por qué el Leaf es el coche eléctrico más vendido en Europa. El sistema propulsor genera 110 kW (150 CV) de potencia favoreciendo una dinámica alegre y sin sobresaltos subiendo súbitamente de revoluciones pero de forma lineal como corresponde a un vehículo en el que todo el par motor (320 Nm) está disponible desde que ponemos el pie sobre el acelerador. El cambio de diseño no sólo le proporciona una estética más atractiva e interesante sino que añade mejoras aerodinámicas con una incidencia directa en la estabilidad, en el confort de marcha y en la disponibilidad de más kilómetros en la reserva.

Como en nuestra visita a Fuerteventura, las carreteras con curvas escasean en estas latitudes convirtiendo el tránsito con destino al pueblo de Yaiza en un paseo tranquilo en el que es posible apreciar la singularidad de la orografía de la isla. Por el camino atravesamos el municipio de Tinajo, donde nos tropezamos con los primeros conos volcánicos, Mancha Blanca y su Centro de Visitantes e Interpretación, hasta la entrada a Las Montañas del Fuego, en el Parque Nacional de Timanfaya. La visita a este paraje volcánico, convertido en uno de los principales reclamos turísticos de Lanzarote, evoca un sentimiento estremecedor. Se trata de un paraje de formas abruptas y de un cromatismo excepcional, formado por lenguas de lava y cenizas volcánicas.

Continuamos nuestro camino mientras curioseamos en algunos aspectos del interior del vehículo. El indicador de nivel de carga visible en la parte izquierda del cuadro de instrumentos, la digital, nos muestra que tenemos mucho margen aún disponible. Las ventajas del freno regenerativo nos permite recuperar parte de la carga de la batería aunque con los 378 kilómetros de autonomía de los que presume el Leaf podríamos recorrer la isla de norte a sur hasta en tres ocasiones.

Mediante los mandos del volante multifunción alternamos entre las distintas pantallas de la instrumentación. En el centro del salpicadero se sitúa la pantalla del sistema multimedia compatible con las principales plataformas de conectividad y debajo los botones de la climatización.

El panel de control descansa sobre el túnel central. Todo es muy visual por lo que es muy sencillo adaptarse a su funcionamiento. Comparte espacio con un pequeño panel indicador de la marcha engranada y los mandos de activación de la función Eco y el e-Pedal. La ambientación es sobre todo funcional y el espacio, tanto en las plazas delanteras como en las traseras, es amplio y confortable permitiéndonos disfrutar de las vistas de este entorno privilegiado.

Y así, casi sin proponérnoslo, llegamos al municipio de Yaiza. La oferta es diversa; de oeste a sur, El Golfo, Los Hervideros, las Salinas del Janubio. Tras una breve visita a estos lugares, decidimos girar al este por la Lanzarote-2, el mapa del navegador nos señala que sólo unos kilómetros más adelante está el desvío hacia la carretera que transcurre entre Uga y la región denominada como La Geria donde situamos la meta de nuestra ruta de hoy.

El vino, pero sobre todo la originalidad del sistema de cultivo de las vides excavado en el picón, conforman un espectáculo natural en sí mismo. El momento invita a sumergirnos en las bodegas que acompañan el recorrido y degustar la rica gastronomía local. No obstante, esta parte de nuestra visita a la isla más oriental del archipiélago nos la reservamos para compartirla con ustedes en otra ocasión.