Se reconoce fácilmente, el e-Golf es un Golf de los pies a la cabeza y sólo se distingue por los detalles decorativos en color azul que adornan los faros delanteros Full LED, la parilla y por el diseño exclusivo de las llantas. La calandra cerrada y el alerón en el techo tienen la función mejorar la aerodinámica y es que tratándose de un vehículos cien por cien eléctrico todos los recursos suman cuando se trata de mejorar la eficacia energética y la autonomía.

La ambientación interior apenas difiere de la de su homónimo con motor de combustión sino fuera, y otra vez se recurre a azul como referencia, por la luz ambiental, las costuras del volante y del pomo selector del cambio. Con su llegada se insiste también en nuevas ventajas ligadas a la instrumentación digital configurable (Volkswagen Digital Cockpit) y al sistema de entretenimiento donde se monitorizan aspectos relacionados con su nueva condición como el consumo de electricidad, la autonomía e información para mejorar la eficiencia en la conducción.

El sistema propulsor emplea un motor eléctrico y una batería de iones de litio con 35,8 KWh de capacidad para generar 100 kW de potencia (136 CV) y 290 Nm de par. Este impulsa al vehículo hasta los 100 km/h en 9,6 segundos. La velocidad máxima se limita a 150 km/h. Y es que aunque en términos estéticos y también por comportamiento el gen deportivo se mantiene vigente con el e-Golf se descubre un nuevo papel representativo que tiene mucho que ver con los desafíos futuros de la marca con la sostenibilidad.

Fruto de este compromiso, dispone de tres modos de conducción -Normal, Eco y Eco+- con los que es posible atenuar la potencia en favor de la autonomía cuyo dato se acerca a los 300 kilómetros. Sorprende igualmente la gestión del sistema regenerativo de energía modulable en función de las distintas fases de la conducción.

El resto de su equipamiento está en sintonía con lo que se puede esperar de un vehículo que se hace hueco entre las variantes mejor dotadas. La completa relación de sistemas de ayuda activa a la conducción facilita el tránsito y procuran una mayor protección frente a imprevistos. Las funciones de conectividad, por su parte, permiten el manejo de un amplio pliego de procedimientos asociados a la interactividad.