En realidad, no aparece, sólo se renueva, pero de qué manera. El Defender de Land Rover es uno de esos coches eternos que se han apropiado de un segmento de tal manera que hasta le han dado nombre. Ahora, tomando como punto de partida una tradición que arranca a mediados del siglo pasado, se arma de diseño y tecnología para apuntar con decisión a los confines del Siglo XXI. Y más allá...

Para enamorar a aventureros que no entienden de edad, su diseño conserva la característica silueta del modelo genuino y unos mínimos voladizos cuya verdadera función es multiplicar su capacidad para superar obstáculos. Otra vez, la marca da en la diana sabiendo reinterpretar en clave moderna señas de identidad del Defender como el portón trasero con bisagras laterales o la rueda de repuesto a modo de mochila.

Como en todos los Land Rover, el minimalismo inspira buena parte del diseño exterior y el interior. También en la cabina hay guiños al pasado, pero con ayuda de la tecnología. Así, el nuevo cambio de marchas situado en el salpicadero permite recuperar el asiento auxiliar central opcional en las plazas delanteros. Por ello, el Defender 110 de batalla larga ofrece configuraciones de cinco, seis o 5+2 plazas. El Defender 90 es más compacto y cuenta con seis plazas.

Su estructura monocasco de aluminio triplica la rigidez de una convencional y, según la marca, es condición indispensable para hacerse con unas suspensiones independientes (que pueden ser neumáticas) y versiones de propulsión electrificadas. Porque además de las gasolina y diésel convencionales, la baraja de versiones del Defender de 2020 incluirá una Mild Hybrid (MHEV) y otra híbrida enchufable (PHEV).

Con el Defender se puede pasar la noche perdido en medio de la nada, arrastrar lo que se ponga por delante y cruzar un paso de agua como si fuera una carretera asfaltada. No en vano, su techo permite una carga estática de hasta 300 kg y de hasta 168 kg en movimiento; puede arrastrar hasta tres toneladas y media de peso, su interior puede acarrear 900 kilogramos y su profundidad de vadeo alcanza los 900 mm.

La tracción permanente a las cuatro ruedas, el diferencial central y el bloque del diferencial trasero activo opcional son una garantía a la hora de abordar los terrenos más resbaladizos. Son 291 mm de altura al suelo, unos ángulos de ataque, ventral y salida de 38, 28 y 40 grados respectivamente.

Por supuesto, el Defender se apropia del lujo de la familia Range Rover, especialmente en los acabados X de alta gama. En este sentido, este modelo estrena para la marca el sistema de infoentretenimiento Pivi Pro con pantalla táctil cuyo software se actualiza de forma remota y automática. La gama incluye también versiones First Edition, acabados S, SE u HSE y paquetes de accesorios Explorer, Adventure, Country y Urban. En este campo, el de la individualización, Land Rover asegura que el nuevo Defender ofrece el mayor número de accesorios lanzado hasta la fecha. Algunos tan exóticos como el cabrestante eléctrico con control remoto, la carpa de techo, o el toldo inflable resistente al agua.