Compacto, moderno, minimalista, sin más botones y componentes que los necesarios... El nuevo Honda e podría pasar perfectamente por el último dispositivo tecnológico de Apple. Y no, no es la materialización de uno de los últimos sueños de Steve Jobs de crear un coche eléctrico, pero algo nos dice que, de haberlo hecho, se parecería bastante.

Primero, porque igual que el gran legado de Cupertino ha sido la humanización de la tecnología -además de la popularización de gadgets dando sentido al célebre "la gente no sabe lo que quiere hasta que se lo enseñas"-, la filosofía que inspira a Honda persigue la ingeniería centrada en el ser humano. En sintonía con ello, la marca japonesa da un viraje al entender la movilidad hacia la que nos dirigimos no como un producto que poder poseer, sino como un servicio al que se accede.

Paradójicamente, disquisiciones tan altas dan como un resultado un coche que quiere ser extremadamente simple en su utilización al mismo tiempo que incorpora lo último en tecnología. También un sistema de propulsión enteramente eléctrico que, en sus dos versiones, ofrece una autonomía de 222 kilómetros gracias a una batería de 35,5 kWh. Es la variante Advance la más potente con 154 CV (113 kW) y 315 Nm, mientras la más básica proporciona 136 CV (100 kW) con el mismo par.

Como otros vehículos de su especie, el Honda e también permite activar un control de un solo pedal. Con él, se puede acelerar, decelerar e incluso detener el coche solo gestionando el pedal del acelerador y está diseñado para un uso urbano. También aprovecha el camino recorrido por sus predecesores al convertir las levas del volante en un selector del nivel de desaceleración.

Estimulante

No se olvida Honda del placer de conducción en su primer modelo 100% eléctrico. Por ello le ha proporcionado un reparto de pesos perfectamente equilibrado entre ambos ejes y un centro de gravedad bajo. Su anchura (1.750 mm para un coche que mide 3.895 mm), las suspensiones independientes y la dirección activa de relación de transmisión variable ayudan a que su conducción sea de lo más estimulante. Además, hay un modo 'Sport' que, frente al 'Normal', hace más vivas sus reacciones.

Acierta Honda al respetar casi todo lo que hizo del prototipo Urban EV un éxito. Ahí están las ópticas led delanteras y traseras (con doce diodos por anillo), los tiradores delanteros enrasados (los traseros se integran en el pilar C) y una carrocería que recuerda una barbaridad a los compactos de los años ochenta, pero salpicada por componentes de alta tecnología como el sistema de retrovisores por cámara -una novedad en su segmento- o la cubierta de cristal de alta resistencia del puerto de carga. A propósito de éste, conectado a un sistema de recarga rápida CCS2 de CC puede regenerar hasta el 80% de la capacidad de la batería en media hora.

Seguro

Mejorar el entorno urbano supone hacerlo más seguro, por eso, el Honda e estrena algunos asistentes que son perfectos para este uso: el aviso de arranque del vehículo precedente; la función de frenado de emergencia a baja velocidad; y el sistema de prevención de impactos por control de frenado que intuimos muy útil en un coche eléctrico -por su entrega de par inmediata-, ya que evita aceleraciones súbitas al arrancar o al ir marcha atrás. También se hace con un asistente de aparcamiento (Honda Parking Pilot) que, mediante las pantallas del interior, cuatro cámaras y una docena de sensores da la posibilidad de identificar un espacio de estacionamiento y el punto adecuado para empezar con la asistencia de la maniobra.

Con el 'e', Honda escribe el primer renglón de lo que ha llamado su 'Visión Eléctrica' y que continuará de aquí a 2022 -tres años antes de lo previsto inicialmente- a contar con una versión electrificada de todos los modelos que comercializa en Europa. El siguiente lo escribirá el Jazz, que contará con una única motorización híbrida.