Volkswagen destacó en la presentación de sus resultados comerciales para 2021 el gran rendimiento de sus coches eléctricos en el mercado, doblando la cifra de 2020 y alcanzando casi las 500.000 unidades. No obstante, la ofensiva eléctrica de la marca va más allá de los eléctricos, con los nuevos híbridos enchufables a la carga para conseguir sus objetivos de reducción de emisiones. El Tiguan eHybrid es, en este caso, una de las referencias de la marca.

Y lo es porque parte de la base de uno de los modelos más exitosos de la firma alemana, aunque en los últimos años el T-Roc y el T-Cross le han quitado algo de protagonismo comercial en el segmento SUV. La propuesta de este modelo es clara, un vehículo sobrio en cuanto al diseño, elegante, que destaca por las líneas rectas y los ángulos que conforman su silueta. No hay cambios respecto a la versión de combustión, actualizada y refinada estéticamente en 2020, más allá de distintivos específicos, detalles en color azul y la etiqueta 'cero emisiones' de la DGT.

En el interior, Volkswagen exprime todo lo que da de sí a una generación que, aunque actualizada, lleva en el mercado desde 2016. En ese sentido, ofrece una pantalla central táctil y un cuadro de instrumentos digital para crear un ecosistema digital muy completo. Sin embargo, el sistema operativo no es el más moderno, quedando por detrás de, por ejemplo, el del Golf. Le falta algo de velocidad y podría ser más intuitivo, aunque funciona bien y tiene la mayoría de funciones presentes en sistemas más modernos. En cuanto a materiales, se echan en falta más superficies blandas, con bastante plástico, aunque sea negro piano, por todo el habitáculo.

Efectivo

En marcha, el Tiguan es muy efectivo. Empezando por una buena accesibilidad, el habitáculo ofrece espacio de sobras para adultos altos en todas las plazas, que salvo la central trasera son muy cómodas. Comodidad que esta versión eHybrid maximiza en marcha gracias a la electricidad. Su propulsor combina un motor de 150 CV con otro eléctrico de 116 CV. Juntos, ofrecen 245 CV que permiten una aceleración contundente y lineal y una recuperación destacable. Separados, ambos son igualmente correctos, aunque las sensaciones son más suaves. La transmisión DSG, como siempre, cumple con creces siendo algo más lenta al reducir.

Dinámicamente es un buen vehículo, es cómodo, pero no hay excesivo balanceo, aunque sí se nota el incremento del peso en esta versión. Por potencia permite disfrutar en carreteras de curvas, pero no es el coche más indicado para ello, ni siquiera con el modo GTE, que endurece dirección y acentúa la respuesta del acelerador. Es un vehículo que se disfruta más conduciendo con tranquilidad. Desde 43.705 euros, con batería el consumo puede ser cero, en modo eléctrico, o de alrededor de dos litros. Sin batería, superará sin problemas los siete litros.