El mes de mayo de 1968 se recuerda como “el mayo francés”, porque el país galo estaba sumido en una tremenda revolución social, con violentas protestas estudiantiles y de trabajadores que convirtieron París en un infierno, disturbios por todas partes, con coches quemados y pillajes en tiendas de lujo.

Pero Citroën ya tenía planeado para esa fecha el lanzamiento de un coche que, aunque todavía no lo sabían, sería toda una ‘revolución. Se trataba del icónico Méhari. Periodistas automovilísticos se trasladaron hasta Trouville-Deauville, en Normandía, para conducir por primera vez alrededor de 20 ‘Dyane 6 Méhari’, nombre que tenía en aquel momento el nuevo coche de preserie (el coche no se homologó hasta el mes de julio). Como curiosidad hay que decir que estaban pintados en colores llamativos como un azul eléctrico, un rojo intenso, un turquesa o un inédito gris metalizado, que nunca llegaron a estar disponibles en el coche de serie.

Pese al desfavorable contexto francés, la presentación fue un éxito, al igual que la carrera del pequeño “camello de plástico” (el nombre de Méhari procedía del de una raza de camellos de carreras y de combate), ya que era un coche único. Cuando De la Poype imaginó el Méhari, pensó en un coche que sirviese para todo: desde el ocio al transporte de objetos o herramientas de trabajo. Su diseñador, Jean-Louis Barrault, sólo tenía un condicionante: las dimensiones del AK, la pequeña furgoneta comercial de Citroën.

Sobre esta hoja en blanco creó un descapotable de dos plazas en cuya parte trasera se podía descubrir un “hueco” para las piernas de los pasajeros posteriores que se sentaban en un asiento plegable que, cuando no se utilizaba, generaba una zona de carga completamente plana desde el parachoques trasero hasta los respaldos de los asientos delanteros.

Otro elemento distintivo del Méhari era el parabrisas abatible, que incluía los anclajes para dos piezas metálicas que se unían en un arco desmontable, situado justo encima de los asientos del conductor y del pasajero. Sobre esta estructura también era posible montar un techo de tela que creaba un habitáculo para los pasajeros delanteros. Una vez extendiendo, podía cubrirse a su vez la parte de los pasajeros traseros y del maletero obteniéndose de este modo una berlina de cuatro plazas.

Con estas dos configuraciones como base, las combinaciones de montaje eran infinitas con puertas de tela o rígidas, paneles laterales en tela e incluso un techo duro de plástico rígido totalmente modulable disponible en los colores de la carrocería. Eso lo convertía en un coche para hacer de todo, en cualquier clima, con o sin pasajeros, en asfalto, en caminos de tierra e incluso allí donde no hubiera caminos.

Del Méhari se fabricaron unas 150.000 unidades durante casi 20 años: de 1968 a 1987, incluyendo los extraordinarios 4x4 que sirvieron en el ejército francés, incluso en versiones susceptibles de ser lanzadas en paracaídas y que asumieron el papel de “ambulancias rápidas” en el París-Dakar de 1980, dónde demostraron sus grandes virtudes, entre ellas la de moverse fácilmente en las dunas sin bloquearse en la arena.