La emergencia climática ha acelerado tanto la transición a la electromovilidad que los problemas no paran de sucederse. Tal como os explicamos en este artículo, y según datos de SNE Research, la empresa china CATL concentró el 32,6% de la producción total de baterías en el mundo. La dependencia del mercado asiático es fulgurante, como lafalta de infraestructuras en el sur de Europa. En el norte, en cambio, tienen otro problema: la recaudación estatal. Tal como revelan desde Xataka, un informe de Bloomberg NEF, el 97% de los vehículos matriculados en Noruega son enchufables. Una buena noticia que llega acompañada de un descenso en ingresos para el Estado de 1.878 millones. Os lo explicamos.

La reducción de impuestos y los incentivos a la compra de vehículos electrificados no es una gran idea del Gobierno español. Toda Europa está impulsando la electromovilidad mediante ayudas estatales que, lógicamente, suponen un gasto directo y una reducción en los ingresos de las arcas públicas. Un agujero que, para Noruega, se volvió insostenible hace unos años y, tarde o temprano, viviremos el resto de países del viejo continente.

La paradoja de la electrificación y la recaudación

El país nórdico nos lleva un lustro de ventaja, si no más, en la propulsión eléctrica. Los datos de Bloomberg lo dejan muy claro: el 80% de los coches que se venden en Noruega son 100% eléctricos. Un segmento que ya suponía un 65% de las matriculaciones en 2021 y que abarca el 12,1% de vehículos en circulación a día de hoy. Muchos, en España, miran al norte con ilusión y cierta envidia pero no es oro todo lo que reluce.

En Noruega también han recurrido a las ayudas públicas para animar a sus ciudadanos y acelerar el salto a la electromovilidad. Con ese objetivo, los coches eléctricos estaban exentos de pagar el 25% de IVA que sí se aplicaba a los modelos de combustión.

Una bonificación que redujo notablemente los ingresos en impuestos y obligó al país a cambiar de estrategia. Actualmente, los automóviles cero emisiones de más de 50.000 euros sí tienen que pagar el IVA y se están planteando una tasa para la compraventa de segunda mano. En España, las ayudas como el Plan MOVES no se aplican a modelos premium y los coches eléctricos de segunda mano no paran de aumentar su precio.

Además, y como también sucede en Cataluña, los vehículos que emiten dióxido de carbono tienen que pagar otro impuesto más. Este gravamen es bastante alto en la Comunidad Autónoma y los eléctricos e híbridos enchufables no deben pagarlo. O sí, porque algunos estados, como Alemania o Suiza, han expulsado a los PHEV de este limbo de tramposas emisiones.

Impuestos que dejan de recaudar

A los impuestos directos de la transacción de vehículos eléctricos se suma la ausencia de recaudación por su uso. Hablo, por ejemplo, de la exención del coste de las autopistas o la posibilidad de aparcar en zonas de estacionamiento regulado de manera gratuita.

Sin ir más lejos, la recaudación de los parquímetros de Madrid cayó un 22%, lo que supone 16 millones de euros menos que en 2019 para el consistorio. En Noruega ya pasaron por esta contracción y, desde 2017, los eléctricos pagan la autopista como el resto de usuarios.

Pero el agujero no acaba ahí. También debemos valorar los impuestos adjuntos al combustible fósil. Tal como explican desde el portal Xakata, el 41% del coste de la gasolina son impuestos, como el 37% del diésel.

Una cantidad indecente de ingresos se perderá en el momento que todos los españoles circulen en coche eléctrico. O no. Este es un detalle que, seguro, no ha pasado inadvertido a nuestros políticos. No tardaremos, como ya se hace en otros países, en hablar de tasa por recarga o el pago por el uso de las carreteras estatalespago por el uso de las carreteras estatale. Una propuesta que ya está sobre la mesa y que demuestra la necesidad de reajustar la estrategia frente a la electrificación del parque.