Si te preguntasen si llevas los cuatro tapones en las válvulas de los neumáticos de tu coche, probablemente no sabrías responder con certeza, ya que es una pieza a la que apenas prestamos atención. No hay más que fijarse en los coches que hay aparcados en la calle para ver cuántos vehículos circulan sin esta pequeña pero importante pieza en sus ruedas.

La buena factura de los neumáticos modernos hace que la propia estructura de las válvulas sean capaces de sellar la salida de aire por sí mismas, pero el tapón es una segunda protección que puede ser vital en algunos casos. Gracias a la estructura de la válvula, la propia presión que ejerce el aire en el interior del neumáticosella herméticamente el conducto de inflado impidiendo cualquier fuga, con lo que en un principio no haría falta el tapón. ¿Pero qué pasa si la válvula tiene algún defecto de fabricación o se ha visto dañada por algún golpe?

Muchas veces circulamos con pequeñas fugas de aire en nuestros neumáticos debido a que la válvula no ofrece un sellado perfecto, pero en la mayoría de casos es tan lenta que se entiende como algo normal por el paso del tiempo. Pero cuando circulamos a alta velocidad se eleva la presión, el desgaste y la temperatura en los neumáticos, lo que podría causar una pérdida mucho más rápida o repentina del aire al agravar el problema de la válvula. Un fallo que podría tener un fatal desenlace en carretera ante la pérdida de control del vehículo.

Es en ese instante cuando el pequeño y discreto tapón adquiere una importancia vital. Si está bien apretado puede impedir que el aire que se pierde por el fallo de la válvula salga al exterior, manteniendo la presión correcta en el vehículo y evitando que perdamos el control del vehículo ante un reventón o una descompensación en el inflado de los neumáticos.

Además, el tapón protege la válvula de posibles elementos externos que puedan dañarla o incrustarse en ella ejerciendo una presión que libere el aire. A su vez, el tapón crea un vacío en el interior de la boca de inflado que permite aislar la válvula en el caso de aceleraciones bruscas y velocidades extremas que provocan una fuerza centrífuga superior a la fuerza de la presión del aire haciendo que el obús se meta hacia dentro provocando la pérdida de presión. Aunque éste último caso tan sólo se daría en conducciones muy agresivas en circuito, ya que requeriría unas fuerzas realmente extremas.