El precio de la gasolina y el gasóleo parece haberse contenido en las últimas semanas, tras el brutal incremento de los combustibles generado por la guerra de Ucrania. Pese a esta ralentización en el incremento del precio de los combustibles los españoles aprovechamos momentos en los que se prevén mayores desplazamientos en automóvil (salida o retorno de vacaciones, vuelta al cole) para acudir a gasolineras más baratas pero que no dejan bien claro el origen de su combustible. ¿Pero sabemos qué le estamos echando al coche? ¿Es gasolina adulterada o ilegal?

Los surtidores 'low cost', al igual que las gasolineras tradicionales, son legales y están regulados por la ley de hidrocarburos de 2013, pero algunos de ellos siguen generando dudas a muchos consumidores.

La gasolina adulterada es un problema que tiene en guardia a usuarios, administraciones y distribuidores. Sin saberlo, el consumidor puede estar poniendo en su coche o en su moto combustible mezclado con alquitrán, agua, aceite u otros productos más sofisticados. Estos combustibles pueden obtenerse tras el pinchazo de un oleoducto, transportarse en lanchas o camiones ilegales y no pagar impuestos para su comercialización.

Laboratorios portátiles

Una compañía experta en seguridad, SICPA, ofrece varias herramientas que permiten saber si el carburante a la venta tiene una trazabilidad correcta. SICPA ha fabricado también un laboratorio portátil en el que se realiza el estudio de la muestra de gasóleo sobre el terreno. "Contamos con unas moléculas que se denominan 'marcadores' que se colocan en proporciones de partes por millón en los oleoductos o en los camiones cisterna o en los jumbo-tanks para detectar el tipo de combustible que se transporta y la calidad de este", declara Fabián Torres, director de Desarrollo de Negocio de SICPA España. Los resultados de estos análisis se pueden obtener en apenas dos minutos.

El comercio de combustible también puede incurrir en estafas y fraudes. Uno de ellos es el 'bunkering' (relleno ilegal de depósitos en alta mar con lanchas), habitual en la costa.

Otro fraude extendido es el uso de gasóleo agrícola (que es más barato porque está subvencionado por el Gobierno para abaratar los costes de producción de agricultores y ganaderos) por el gasóleo convencional.