Es una auténtica gozada pisar la carpa del ‘paddock’ del circuito de Motorland, en Alcañiz, Aragón, donde están instaladas. Y lo es porque todo son sonrisas, buen rollo. Es un ambiente distinto. No porque la escudería Angeluss MTA Racing, de Alessandro Tonucci, haya dado un paso espectacular, llamativo, importante, en el Mundial de motociclismo al crear el primer equipo integrado totalmente por mujeres del campeonato, no, sino porque la manera de trabajar de todas ellas es diferente, empezando, cómo no, por la expresividad, la sonrisa y la complicidad de María Herrera, sí, una de las mujeres que más barreras ha roto, por no decir la que más, en el mundo de las dos ruedas, en el mundo de las carreras, en este mundo reservado, siempre, a los hombres.

Al Angeluss M3, dirigido por Aurora Angelucci, no le inquieta (de momento) estar el último de la parrilla de la pequeña categoría. Nadie se fija en ese inicio, pese a que su propósito es llegar, en este Mundial, lo más alto posible, es decir, a MotoGP. Pero están aquí para demostrar que son tan buenas como ellos y que saben hacer las cosas con tanta pulcritud, profesionalidad y eficacia como ellos.

María, la líder

Para este primer paso, tanto Tonucci como Angelucci pensaron en Herrera y por eso pidieron una invitación a Dorna para completar el equipo en el que militan, a lo largo de todo el campeonato, Stefano Nepa e Iván Ortolá. Ellos sí deben estar arriba. María es otra cosa. María rompió barreras, en el 2013, al convertirse en la primera mujer en ganar en el Mundial Júnior de Moto3 y, nueve años más tarde, venció en las 24 Horas de resistencia de Catalunya.

Junto a Aurora y María está Lidia Cerezuela, responsable técnica y telemétrica y las mecánicas Andriana Gallardo, Nekane Muros y Lara Hortences. "Nuestra participación debe ser valorada como un gran logro en la historia de MotoGP”, comenta Angelucci. “De hecho, esperamos, sinceramente, ser una fuente de inspiración para las jóvenes con ganas de entrar en este mundo. Celebramos un test preparatorio precisamente en MotorLand, la pista donde María Herrera obtuvo su primera victoria personal en el CEV, y sede de su 'wildcard' en el presente Campeonato”.

Angelucci, que no pierde detalle y posee mil ojos en la carpa que ocupa su equipo, está convencida de que “la progresión del equipo será lenta porque lo que queremos es que sea segura. Por descontado que necesitamos el apoyo de todo el mundo”, explica mientras un par de ingenieros de KTM pululan por su taller, “pero lo importante para nosotras es sentirnos seguras de lo que hacemos y queridas en este mundo donde, por fin, creemos haber abierto el camino que nos merecemos. Queremos escribir nuestra propia historia y vamos a luchar por ello”.

“Yo sé por qué estoy aquí, ¡claro que sé por qué estoy aquí!”, explica María Herrera, de 26 años, cuyo padre, Antonio, no se ha separado en la vida de ella y se muestra la mar de orgulloso “de seguir en la lucha, en la pelea, porque ella y el motociclismo se lo merecen todo, todo”. “Yo estoy aquí para ser la parte más visible de este logro, de este sueño y dar visibilidad a un nuevo proyecto que abre puertas a nuevas generaciones. Este equipo tiene aspiraciones, tiene calidad y va a lograr sus objetivos. Es algo muy chulo por lo que vale la pena apostar y por eso quiero ayudarlas a dar la visibilidad que se merece”.