La ausencia de turistas ha devuelto a las Dunas de Maspalomas, en Gran Canaria, el aspecto que tenían hace más de 50 años. Un ejemplo de lo bien que le sienta a la naturaleza nuestro confinamiento. Sin las miles de pisadas diarias de visitantes, la reserva natural ha vuelto a su grandeza, con sus infinitas ondulaciones. El Cabildo promete reforzar la vigilancia de ahora en adelante para que este paisaje perdure tras la pandemia.