Carteles con lazos negros recuerdan a la última mujer asesinada. Kenia tenía 30 años. Solo dos días antes, Andrea, también muy joven, de 20, moría en un accidente que se investiga como violencia de género. Las dos mujeres llevaban tiempo sufriendo una situación de maltrato. Kenia había denunciado a su pareja, dos veces en las últimas seis semanas, pero no ratificó sus denuncias y no se tomó ninguna medida para protegerla. El novio de Andrea la tenía amenazada desde que ella decidió dejarlo. Lo sabía su familia y fue su madre quien denunció que él había intentado atropellarla. Le habían asignado un policía local para protegerla, pero nada fue suficiente. Dos casos que habían dado señales de riesgo han acabado en tragedia.