Los okupas habían marcado la casa donde vivían de alquiler en Logroño porque se quedaba vacía los fines de semana. Cuando los inquilinos regresaron se encontraron a una decena de jóvenes de fiesta dentro. Como no les abrían echaron la puerta abajo y comprobaron que se la habían destrozado. Las paredes estaban llenas de grafitis, los muebles rotos y todo manchado de excrementos y basura. La vecina de al lado, alertada por los gritos, llamó a la policía y los agentes detuvieron a seis chavales aunque varios, a los que ahora se busca, huyeron. Entraron para robar y se quedaron de fiesta. Los inquilinos han denunciado el robo de varios móviles, ‘tablets’ y joyas. Los okupas tenían las llaves de la vivienda y entraron sin forzar la puerta.