La angustia del pequeño era evidente, su cabeza quedó atrapada entre los barrotes de la plaza de España de Sevilla. Rodeado de policías, bomberos y familiares. Todos intentaban tranquilizar al pequeño con mucho cuidado. Los curiosos comienzan a llegar y el rescate se torna incluso mediático. Son minutos de angustia en los que la labor de policía y bomberos es crucial. Hoy la imagen aquí es bien distinta, aunque hay quien aún no se repone del susto. Afortunadamente, el rescate se saldó con mucha tensión. Pero con el menor completamente ileso.