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La pandemia tensiona el modelo laboral del 'delivery'

El Gobierno acelera la ley para reformar el trabajo en plataformas digitales - Las grandes firmas de reparto aumentan sus facturaciones

Un repartidor de comida a domicilio con mascarilla por la calle Luis Morote de la capital grancanaria. LP/DLP

Las empresas de reparto a domicilio fueron uno de los pocos nexos con el exterior que tuvieron millones de personas durante los meses de más estricto confinamiento. Un mercado, el del delivery, que en lo relativo a la distribución de comida se reparten unas pocas marcas. Este negocio movió en 2019, si se suman los pedidos por teléfono y los realizados a través de las aplicaciones móviles, 2.418 millones de euros, según los datos del último informe de JustEat.

Esta compañía lidera el sector del reparto de alimentos en España. De hecho, en junio del pasado año se hizo con el 100% de la canaria Canary Flash, creada cinco años antes por Luis Hernáiz y Vanessa de Blas y con una cartera de clientes que superaba los 10.000 en las dos capitales del Archicipielago. Un movimiento lógico en un mercado repartido entre unos pocos y que año tras año va ganando volumen. No exento de polémicas debido a sus precarias, por lo general, condiciones de trabajo, agravadas durante la pandemia. Afronta, además, los nuevos retos para con la privacidad de los usuarios que plantean las nuevas aplicaciones.

Según los últimos datos de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), JustEat se erige como el principal operador en España, con una cuota de mercado que en pedidos oscilaba en el 2018 entre el 50 y el 60%. Su principal competidor es Glovo, que empujado por su acuerdo de exclusividad con McDonald's, gestiona entre el 30% y el 40% de los pedidos on line en España. El resto de marcas que pueblan el asfalto de las principales ciudades, como Deliveroo o UberEats, se reparten un porcentaje minoritario.

Pese a la cuota concreta que manejan los distintos operadores en España, la batalla del delivery se extiende por todo el mundo, pues todas las marcas mencionadas operan bajo una lógica transnacional, con presencia en centenares de países. Y con alianzas empresariales con algunas de las principales multinacionales. Deliveroo, por ejemplo, está participada por Amazon, UberEats pertenece al imperio de la movilidad de Uber o Glovo ha sido tanteada recientemente por gigantes asiáticos como Alibaba. Un nicho de negocio al alza y que ha cobrado especial protagonismo durante esta pandemia, pues el reparto a domicilio ha sido la principal vía de escape de parte del negocio de la hostelería durante los meses de confinamiento.

Empresas tradicionales del sector, como Telepizza o Domino's, han sido denunciadas por sus trabajadores por no adaptarse debidamente a las últimas subidas del salario mínimo interprofesional. Y las nuevas, como Glovo o Deliveroo, mantienen una batalla judicial en toda España por su modelo de reparto basado en trabajadores autónomos.

Hasta ahora la mayoría de tribunales han fallado en contra del mismo, tachándolo de fraudulento y perjudicial para las arcas de la Seguridad Social. Y ha habido millonarias multas de la Inspección de Trabajo.

El Gobierno tiene actualmente en trámite un nuevo proyecto de ley para reformar el trabajo en plataformas digitales, con especial atención a la mejora de las garantías laborales para con los trabajadores. Su intención es la de reformar las herramientas de los tribunales para poner coto al fraude de los falsos autónomos. Liderada por el Ministerio de Trabajo, no en todo el Gobierno genera esta norma el mismo entusiasmo. Entrada a trámite en junio, desde entonces no han trascendido avances.

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