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Crisis del coronavirus La opinión de los expertos

El humo del tabaco es un vehículo de transmisión de la Covid-19

Los científicos sospechan que puede desplazarse hasta 10 metros - Los fumadores son más propensos a sufrir una Covid-19 grave

El humo del tabaco es un vehículo de transmisión de la Covid-19

El humo del tabaco es un vehículo de transmisión de la Covid-19. Así lo han descrito varios estudios científicos y también lo sugieren los neumólogos de Canarias, que consideran que las medidas adoptadas por el Gobierno de Canarias para restringir su consumo bajo cualquier dispositivo en espacios públicos, son muy "apropiadas" y "necesarias" no solo para ayudar a frenar la expansión de la pandemia, sino también como un método para garantizar la mejora de la salud pública en la sociedad isleña.

Aunque no se han realizado estudios específicos para el SARS-CoV-2, otros virus - como el de la gripe- se diseminan a través del humo del tabaco. Así, y a pesar de no existir "suficientes datos como para establecer conclusiones robustas", hay muchos investigadores que aseguran que este "comportamiento se repite también en la Covid-19". Estos datos son los que han generado que las medidas impuestas por el Ejecutivo autonómico -y posteriormente por el Gobierno estatal- hayan sido bien recibidas entre los profesionales. El neumólogo del Hospital Universitario Nuestra Señora de La Candelaria, Lorenzo Pérez, reconoce, en este sentido, que "la evidencia en la que se sustenta esta prohibición es poco robusta", algo que también admite César García, especialista del Servicio de Neumología del Hospital Universitario de Gran Canaria Doctor Negrín y responsable de la Consulta Especializada de Tabaquismo, que indica que esta eventualidad ha generado una falta de consenso en la comunidad científica.

A pesar de esto, Pérez indica que, a tenor de los datos previos recabados en relación al mecanismo de expansión de otros virus, es asumible que la Covid-19 también se dispersa por las nubes de tabaco. Por esta razón, y como recalca César García, las medidas impuestas por Canarias son adecuadas ya que ayudan a "prevenir y minimizar también los vectores sospechosos de cara a la transmisión de esta patología, que se ha convertido en una pandemia mundial".

Prevenir antes que curar es la máxima que ha inundado las páginas de decenas de artículos científicos publicados en todo el mundo que recomiendan encarecidamente desde hace más de un mes establecer medidas públicas de restricción del tabaco. Es el caso de un artículo científico publicado recientemente en la revista Science, en el que un grupo de investigadores recomienda encarecidamente "distanciarse de los fumadores" hasta no ser capaz de oler el humo que desprenden tras cada calada. Y es que, según los científicos, el característico aroma a tabaco, que muchas veces se puede reconocer hasta a 5 y 10 metros de distancia, indica el espacio en el que esos "aerosoles infecciosos" continúan flotando en el aire. Los investigadores sospechan que el SARS-CoV-2 puede adherirse a las partículas ultrafinas que forman el humo cuando es exhalado, para convertirse en aerosol y así viajar muchos más lejos. Las partículas que forman los aerosoles son muy pequeñas y ligeras, lo que les permite volar hasta diez metros desde el lugar de origen. Este mecanismo de transmisión ha sido admitido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la comunidad científica ahora estudia si, además, el virus puede seguir infectando incluso cuando ha reducido tantísimo su tamaño. Los primeros estudios, como uno publicado recientemente por la Universidad de Florida, revelan que el agente patógeno puede permanecer vivo en el aire. En el caso del humo del tabaco, el contagio "dependerá de la carga de las gotas infectivas" que haya emitido el fumador al exhalar y "de cómo circule por el aire", como insiste Pérez.

Estudios científicos

Pero la relación del virus con el tabaco va más allá. Decenas de estudios científicos realizados en varias partes del mundo sugieren que el consumo de tabaco multiplica por dos la posibilidad de sufrir una Covid-19 más grave.

Uno de ellos, realizado en Estados Unidos, incluyó a 2.133 pacientes que desarrollaron una enfermedad severa. Los científicos hallaron que la enfermedad era más nociva en el 30% de los que habían fumado, mientras que solo se convertía en grave en el 17% de aquellos que nunca lo habían hecho. La razón de esta mayor virulencia parece estar justamente en la proteína que el virus utiliza como llave para entrar en el organismo, la ACE2. Los científicos postulan que el tabaquismo crónico provoca la expansión de las receptores ACE2 lo que facilita al virus la entrada al organismo y, por ende, hace a estas personas "más susceptibles a la infección".

El consumo de tabaco, además, como señala Pérez, "compromete los mecanismos de defensa de las vías aéreas", lo que provoca que estos pacientes sean más proclives a las infecciones, incluso por coronavirus más leves. "Cabe pensar que ocurre lo mismo", insiste Pérez. En este sentido también se manifiesta César García que recuerda que "los componentes del humo del tabaco producen alteraciones en la inmunidad del fumador, no solo a nivel de las vías respiratorias, sino también a nivel general". Además de las consecuencias directas en la expansión y el desarrollo virus, los expertos consideran que prohibir su consumo también puede reducir el mal uso de las mascarillas entre los fumadores para evitar que se conviertan en vectores de contagio. "El fumador para consumir tabaco se quita la mascarilla, la manipula y se toca la nariz y la boca mucho más que una persona que no lo hace", alega Lorenzo Pérez.

También lo advierte el neumólogo del hospital grancanario que insiste que son muchas las personas que no tienen en cuenta la correcta higienización de las mascarillas, por lo que el hecho de restringir el consumo de tabaco en locales de restauración, por ejemplo, servirá también para evitar la contaminación de este recurso de protección individual. "Si se manipulan con las manos sucias o si se apoyan en superficies que no se encuentran del todo limpias, las mascarillas se infectan. Ahora, al no poder fumar en las terrazas estos peligros se verán reducidos", anota.

Por su parte, el jefe de Sección de Epidemiología y Prevención de la Dirección General de Salud Pública del Gobierno de Canarias, Amós García, sostiene que el tabaco "es uno de los elementos más nocivos que existen para salud". "A la hora de fumar hay que prescindir del uso de la mascarilla, lo que se convierte en un factor de riesgo si no se mantiene la distancia suficiente. Por eso, hay que impedir este hábito en los lugares en los que no se puede garantizar esta condición", apostilla el experto.

Realudad "muy serio"

Asimismo, el especialista pone de relieve que la realidad a la que se enfrenta el mundo es "muy seria", por lo que hay que poner en marcha medidas "severas", que minimicen la cifra de contagios. "Nos encontramos en un momento en el que se está produciendo un repunte preocupante, pero no alarmante, de los casos positivos en las Islas. Esto no nos satisface, por lo que cualquier medida que contribuya a reducir riesgos innecesarios debe ser ejecutada", manifiesta con firmeza. En lo que concuerdan todos los expertos es en que la restricción del consumo de tabaco no solo puede ayudar a mitigar el avance de la patología, sino que también servirá para "que mucha gente se anime a dejar de fumar", como afirma García. Canarias cuenta con una de las tasas más altas de fumadores y, a pesar de que las leyes impuestas han acabado con el hábito de gran parte de la sociedad, en los últimos años se ha venido consolidando una tendencia ascendente. Por esta razón, los facultativos consideran que "ya venía haciendo falta una nueva normativa contra el tabaquismo".

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