Muere José Augusto Ponte, ingeniero de Caminos y marqués de la Quinta Roja

Retirado desde hace ya unos años, es representante de una generación de ingenieros que ayudaron, con su mera tarea diaria, en la transformación de las Islas Canarias

José Augusto Ponte, ingeniero de Caminos y marqués de la Quinta Roja.

José Augusto Ponte, ingeniero de Caminos y marqués de la Quinta Roja. / LP/DLP

Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de Las Palmas

Se ha ido un hombre bueno. José Augusto de Ponte y Méndez-Fernández de Lugo, Marqués de la Quinta Roja, Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos, falleció la mañana del pasado domingo de Resurrección a los 87 años.

Sus orígenes se enclavan en La Palma, lo que, posiblemente, facilitó su afición a los puros que recordarán quienes visitaban su despacho en el edificio triangular de la Avenida de Escaleritas. Fue un hombre vital que le llevó a casarse, sin haber siquiera terminado la carrera, con su mujer María Jesús y a ser precursor, a través de sus hijos José Augusto, Machús y Gustavo, de lo que hoy conocemos como fenómeno de la globalización.

Retirado desde hace ya unos años, es representante de una generación de ingenieros que ayudaron, con su mera tarea diaria, en la transformación de las Islas Canarias. Pertenecía al grupo de los constructores, quienes ejecutaban, con su ingenio y los, a veces escasos, recursos de la época, las ideas de sus compañeros proyectistas y, en la mayoría de las ocasiones, bajo la dirección de los ingenieros funcionarios. Es justo reconocer en la figura de José Augusto Ponte ese trabajo anónimo de quienes, sin aparecer en los documentos públicos, convierten los proyectos en obras. 

José Augusto Ponte, ingeniero de Caminos y marqués de la Quinta Roja.

José Augusto Ponte, ingeniero de Caminos y marqués de la Quinta Roja. / LP/DLP

Fue un hombre íntegro e integrador. La facilidad que tenía para formar equipos, que se convertían en familia, contribuyó al éxito de su labor. Desarrolló su profesión en Dragados y Construcciones llevando, junto a sus compañeros, a que esta empresa fuera líder en Canarias en la segunda mitad del siglo XX.

Su máxima era la utilización del sentido común y ante las tribulaciones y dudas de quienes estuvimos a sus órdenes, su ánimo y consejo se limitaban a utilizar la expresión «materia gris». Delegaba y, con ello, permitió el crecimiento de la siguiente generación de ingenieros. Nunca hizo distingos de clase y todos respondíamos en las mismas condiciones ante las responsabilidades que el día a día nos iba poniendo delante.

Grande fue su aportación en el desarrollo de las infraestructuras que hoy todos utilizamos, tanto en carreteras (con tramos tan importantes como Tarajalillo-Pasito Blanco o el hoy conocido como Túnel de Julio Luengo y que, en aquel momento se llamó Acceso por el Norte –ACNOR- como en edificación (viviendas sociales de Jinámar). Especial mención debe tener su pertenencia al autodenominado grupo de «ingenieros portuarios», formado por compañeros de la Junta de Obras del Puerto y de las constructoras. Entre las obras ejecutadas en el Puerto de Las Palmas en las que participó está el dique Reina Sofía, en su primera fase. Su obra más querida fue otra obra marítima: Puerto Rico.

José Augusto Ponte destacó por su carácter amable, con una sonrisa siempre por encima de la voz. Deja atrás amigos entrañables y compañeros muy queridos. Desde la Demarcación de Las Palmas del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos evocamos su figura y trasladamos nuestro sentir a su familia.