Muere Juan Socas Betancor, creador del servicio de amarradores del Puerto de Las Palmas

Pionero y líder portuario que dedicó su vida al crecimiento y fortalecimiento del Puerto de La Luz

Juan Socas Betancor.

Juan Socas Betancor. / LP/DLP

La Provincia

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La comunidad portuaria de Las Palmas de Gran Canaria lamenta profundamente el fallecimiento de Juan Socas Betancor, fundador del servicio de amarradores del Puerto de Las Palmas y una figura histórica del entorno portuario. Socas Betancor falleció este sábado, dejando un legado imborrable en el sector marítimo y un gran vacío entre aquellos que lo consideraban un referente, tal y como apuntó la Federación Canaria de Empresas Portuarias (Fedeport) en un comunicado.

Desde los 13 años, Juan Socas Betancor se integró en el puerto acompañado por su abuelo, dando inicio a una vida entera de dedicación. Conocido cariñosamente como “Juanillo el amarrador”, supo ganarse el respeto y afecto de la familia portuaria por su carácter afable y su entrega al trabajo. A lo largo de los años, consolidó una empresa señera en el Puerto de La Luz, SEPCAN/SAPCAN, un grupo empresarial que él mismo dirigió con esfuerzo y visión de futuro.

Una trayectoria de crecimiento y especialización en el Puerto de La Luz

Juan Socas Betancor no solo fundó el servicio de amarre en el puerto, sino que también expandió su ámbito de actividad a otras áreas estratégicas del entorno marítimo. En sus inicios, se especializó en amarres y desamarres, pero con el paso del tiempo diversificó su labor hacia otros servicios esenciales como el suministro de agua y, en años más recientes, la lucha contra la contaminación marina y el apoyo logístico a cruceros. Este desarrollo le permitió convertir su empresa en un referente, no solo en el puerto de Las Palmas, sino en el ámbito portuario de Canarias.

Su liderazgo lo llevó a ser presidente de la Coordinadora de Amarres y Desamarres del Puerto de La Luz, un rol desde el cual defendió los intereses y necesidades del sector. Con sus hijos, José Juan Socas Álamo (actual presidente de Fedeport) y Sergio Socas Álamo, también involucrados en la empresa familiar, el grupo SEPCAN/SAPCAN se consolidó como un ejemplo de excelencia y compromiso en los servicios portuarios de las Islas.

Reconocimiento a una vida de dedicación y servicio

La incansable labor de Juan Socas Betancor en el entorno portuario fue ampliamente reconocida. En 2015, recibió el Premio Puerto de Las Palmas a la Vida Profesional en el Entorno Portuario, un galardón que subrayó su dedicación, profesionalismo y profundo compromiso con la comunidad marítima. Su trayectoria se caracterizó por una combinación de visión empresarial y espíritu de servicio, valores que hoy son recordados y honrados por toda la comunidad portuaria.

La comunidad portuaria de Las Palmas de Gran Canaria extiende sus condolencias a su familia y seres queridos en estos momentos de duelo, y rinde tributo a su memoria y a su importante legado, que continuará inspirando a generaciones futuras. Juan Socas Betancor será recordado como un pionero y un hombre de familia que hizo del Puerto de La Luz su vida y su vocación.

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Por Manuel Vidal

Juan Socas, el ilustre amigo que elevó la figura del amarrador a nuestra más querida dimensión, se ha ido con su guitarra a entonar boleros en otros mares, en otros puertos que esperan su música como el viento propicio.

Juan Socas es una de la última figuras románticas del Puerto de La Luz, no ya por su trayectoria compartida con los últimos cambulloneros y con el halo que dejaron las compañías británicas, sino por su buen talante a ras de muelle, por su empeño y fe en el desarrollo del Puerto, y por su optimismo a toda prueba en los momentos difíciles. Así se explica una parte de su éxito: Todo tenía solución y no todo valía.      

La figura de Juan Socas nos inspira a recordar el puerto tal como nos gustaría, por su caballerosidad y colaboración sin par para el beneficio mutuo. Nos traslada a los tiempos en que el Puerto significaba una esperanza para la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria por las oportunidades de empleo que ofrecía para poblaciones deprimidas o por las inusitadas ventajas de que un archipiélago remoto pudiera participar en el creciente comercio mundial. 

Con Juan Socas fue testigo desde su niñez de la buena apuesta que hicieron los grancanarios con su puerto. Por eso no me extraña que en su retiro lo celebrara con su guitarra y sus boleros, siguiendo la estela de la música que forma parte de la entidad del Puerto, desde que Mari Sánchez cantara a los hombres valientes del Muelle Grande, de La Isleta al refugio, cuando alumbraba la Farola del Mar. 

Juan Socas, descansa en paz a pie de muelle. 

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