Algunas veces preguntar es el camino más corto para poder conocer si no la verdad algo que se le parece mucho.

En las lecturas detenidas que debemos hacer de las etiquetas de los vinos a los que nos acercamos, ya sea para comprar o sencillamente para informarnos, pueden aparecer palabras que no conocemos ni comprendemos perfectamente sus significados.

La etiqueta de este vino que trato hoy es un buen ejemplo de una información muy completa que nos ofrecen el bodeguero. Tipo de uva que con se elaboró el vino, en este caso Verdejo. Los meses pasados en la barrica, 9 meses en Roble Francés, temperatura a la que se ha mantenido el vino mientras se ha realizado la crianza sobre lías, 8/10ºC, además nos indican que "mejorará en botella hasta 2014".

Pero esa primera indicación que leemos, "sobre lías" nos está diciendo, de salida, el tipo de vino con que vamos a encontrarnos, y probablemente nos esté indicando hacia donde se dirige el sabor que encontraremos en el vino.

Vamos a practicar diversas preguntas, casi de manera sofista, para aprender algo más del mundo del vino y en concreto de éste glorioso vino de la D.O Rueda.

¿Qué son las lías? Pues sencillamente las levaduras muertas depositadas en la barrica o depósitos donde se mantuvo el vino después de la fermentación alcohólica. ¿Qué nos encontramos con la crianza del vino junto con estas levaduras muertas?, una manera de aportar persistencia, untuosidad, complejidad y estabilidad a los vinos blancos. El vino ganará matices.

Podríamos decir que la crianza sobre lías dota al vino de una mayor estabilidad en su viaje a través del tiempo, consiguiendo nuevos aromas, sensaciones y mejorando la suavidad y untuosidad del vino. Ofreciendo como resultado productos con mayor estructura, complejidad y cuerpo.

Otro aspecto técnico que encontramos en éste vino es que durante su crianza se han producido "batonajes" diarios, en concreto dos. Por batonaje, del francés "batonage" entendemos el proceso de agitación suave de la masa del vino con el objeto de mantener en suspensión las borras finas, o levaduras muertas.

En VIÑA SANZO 2010 nos encontramos con la creencia ya experimentada y verdadera, por parte del bodeguero, de que la uva, tratada de manera singular, puede ofrecer nuevas posibilidades.

Rodríguez Sanzo es un teórico buscador y en su vino encontramos esa trilogía necesaria en los vinos blancos para que se muestren como altamente necesarios de conocer. Notas florales, que nos hablaran se sutilezas. Aspectos frutales, que nos llevan a paisajes olfativos perspicaces, y apreciaciones vegetales, que finalmente redondean ese conjunto de aromas que hacen más plena la obra viva, que llamamos vino.

Además, VIÑA SANZO 2010 no es un vino que nos vaya a posicionar de manera indiferente ante sus estructuras. Es graso, y es muy de agradecer que los resultados del trabajo realizado con él puedan comprobarse de esa manera en la copa. El viaje de la viña hasta la boca tiene un final que más que calmar la sed, remueve el pensamiento, pues sabemos que con lo que compartimos nuestro momento de placer es un trabajo hecho muy en colaboración con la tierra.

La complejidad que un terreno que aquí se ofrece amplio y desbordante. Estamos ante un vino que nos ayuda a entender que los pasos del tiempo pueden ser para mejor. Y los días del verano son un espacio perfecto para dialogar con sus propuestas.